La debacle electoral ha obligado al Partido Socialista francés a renunciar al elegante palacete del siglo XVIII en la ribera izquierda del Sena elegido por François Mitterrand tras la victoria de 1981. La dirección del partido ha decidido vender su mítica sede del número 10 de la calle Solférino, cerca de la Asamblea Nacional, del Museo de Orsay y de los principales ministerios, por falta de presupuesto.

«Es una decisión difícil», admite el tesorero, Jean-François Debat. La venta era prácticamente inevitable. La derrota en las elecciones presidenciales y legislativas ha dejado las arcas del PS bajo mínimos. Con 31 diputados en la Asamblea Nacional frente a los 284 de la anterior legislatura, las subvenciones públicas han pasado de 25 a 7 millones de euros anuales. Al tener un 40% menos de ingresos y constatar las dificultades para obtener un préstamo bancario, la opción de desprenderse del emblemático edificio llevaba meses encima de la mesa.

El futuro de Solférino ha generado un vivo debate entre los miembros históricos y las nuevas generaciones del partido. Los primeros, apegados a un edificio que encarna los años de bonanza del socialismo francés, se resisten a asumir la nueva situación. Los segundos, en cambio, creen que es un buen momento para empezar de cero y hacerlo resurgir de sus cenizas.

«En teoría podríamos conservar Solférino. Pero ¿qué dinero nos quedaría para la actividad política?. Tenemos que hacer de la obligación financiera una oportunidad para reencarnarnos en otro sitio y demostrar que no tenemos la intención de rehacer el PS de antes», sostiene un dirigente socialista.

Un símbolo ligado al partido

Los más reacios a la venta, como el exministro Stéphane Le Foll, alegan que deshacerse de Solférino es perder un símbolo ligado a la construcción del partido fundado por Mitterrand. «Yo encuentro todo esto un poco triste”, dijo ayer en la emisora RTL.

«Existe una obligación financiera, pero es también una decisión política para preparar el futuro», ilustra el tesorero. La penuria económica ha decantado la balanza a favor de dirigir los escasos recursos a la acción política, antes que a mantener por razones sentimentales un edificio de 3.000 metros cuadrados en uno de los distritos más caros de París.

Los especialistas creen que su valor de mercado oscila entre 50 y 60 millones de euros, aunque en el partido no dan cifras. La venta será objeto de una licitación pública con una serie de cláusulas para garantizar que no caiga en manos de cualquiera. El partido podrá por tanto rechazar una oferta de compra si no le convence el futuro propietario.

El siguiente caballo de batalla para el partido será decidir a dónde se mudan una vez vendido Solférino. Una de las opciones es trasladarse a la banlieue parisina, para estar más cerca de las clases populares, o a la zona norte de la capital. En todo caso, el tesorero ha dejado claro que uno de los criterios para elegir la nueva sede será la proximidad con el centro de la capital.