La clase media venezolana que protagoniza en la calle el paro cívico activo contra el presidente, Hugo Chávez, notó los efectos de la larga huelga al faltar la gasolina en sus barrios residenciales, pero recibió la Navidad con una gran "cacerolada del gallo", tras elevar en la emblemática zona de Altamira "una oración por Venezuela".

"Los sacrificios que hacemos esta Navidad serán recordados en el futuro con infinito agradecimiento", afirmó el presidente de la patronal Fedecámaras, Carlos Fernández. Como era de esperar, el Gobierno repartió gasolina en las estaciones de servicio de la zona popular del oeste de Caracas y no incluyó en la lista de los 600 puntos de venta a los del rico este caraqueño.

DENUNCIAS DE SABOTAJE

El dirigente de la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV), Carlos Ortega, voz cantante de la opositora Coordinadora Democrática, señaló: "El pueblo sufre las consecuencias del desgobierno y terquedad de un régimen que obliga a los venezolanos a vivir sin gasolina, empleo, comida, salud, educación, vivienda y sin paz ni libertad".