Escudo del amor» es el nombre de la marcha que recorrió ayer parte de Caracas en dirección al palacio presidencial para respaldar al presidente Nicolás Maduro. De esta manera, el chavismo cerró filas con el mandatario y con la versión del Gobierno que ha denunciado como intento de magnicidio los sucedido el pasado sábado en la capital venezonala, cuando unos drones estallaron muy cerca de la tribuna donde el presidente estaba pronunciado un discurso. Una versión de los hechos que no ha convencido a la oposición.

Oficiales, suboficiales, empleados públicos, vecinos y también un sector de los estudiantes desfilaron «en defensa de la revolución». En otras partes de la capital se protestó por la escasez de agua o por los bajos salarios que no alcanzan para hacer frente a las penurias.

Los manifestantes corearon frases como el «presidente obrero» es «hijo digno» de Hugo Chávez y artífice de la «unión cívico militar». No muy lejos, Tarek William Saab, el fiscal general designado por la Asamblea Nacional Constituyente, informaba a la misma hora de que la Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim) y el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc), había logrado determinar los lugares desde donde se manejaron los drones con explosivos que sobrevolaron la avenida Bolívar y que, subrayó, buscaban terminar con la vida de Maduro.

Saab afirmó que se había detenido a las dos personas que operaron el aparato que se estrelló contra un edificio. También anunció que habían sido identificados los autores materiales y colaboradores, quienes construyeron los explosivos así como el lugar donde se alojaron los días previos al ataque. Saab dijo también que se ha conseguido precisar «las primeras conexiones internacionales». Los cuatro fiscales acusan a los arrestados de «traición a la patria, homicidio intencional calificado, lesiones graves, lanzamiento de artefactos explosivos en reuniones públicas y terrorismo».

Frente a la cámara del canal Venezolana de Televisión, una profesora aseguró hablar en nombre de los miles de personas que salieron a la calle: «Nicolás, nosotros te creemos. Estamos alerta». El Gobierno no entiende la corriente de incredulidad que se extiende dentro y fuera del país y confía en tener pronto pruebas contundentes. Maduro ya ha dicho que los «financistas» del plan fallido están en Estados Unidos y que la orden de activarlo salió de Bogotá. De hecho, el presidente involucró a su colega Juan Manuel Santos.

En este contexto, el Ministerio de Exteriores hizo pública una dura nota de protesta a Colombia por su actitud ante lo ocurrido el pasado sábado. «Es a lo menos sorprendente que la primera reacción del Gobierno de Colombia no sea para condenar el intento de magnicidio». A la diplomacia madurista le resulta «sospechoso» que la única posición del vecino país «sea la defensa a ultranza» de Santos, cuando «no son desconocidos» sus llamados a «un cambio de Gobierno» en Venezuela.

El partido Voluntad Popular (VP), liderado por el opositor preso Leopoldo López, se pronunció ayer sobre el atentado que el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, asegura haber sufrido el sábado, y alertó sobre una «posible ola de represión» para incriminar a dirigentes políticos en este evento. «Rechazamos las acusaciones irresponsables de la dictadura con las cuales pretende involucrar a la oposición en lo sucedido, y alertamos sobre una posible ola de represión para incriminar a dirigentes políticos en esto», expresó VP en un comunicado.