Cherie Blair, la esposa del primer ministro británico, Tony Blair, saltó anoche al foro de los leones para enfrentarse a la prensa, pedir disculpas y explicar su implicación con el estafador Peter Foster. Después de protagonizar, desde hace 12 días, una historia que ha manchando la credibilidad del Gobierno, la prestigiosa abogada se decidió a coger el toro por los cuernos.

"Ha habido muchas acusaciones contra mí y me he callado. Pero hoy, cuando he descubierto que una parte de la prensa está sugiriendo que he tratado de influenciar a un juez, he comprendido que tenía que decir algo", afirmó Cherie al comienzo de una declaración de 10 minutos, realizada en un restaurante de Londres, en la que llegó a escapársele alguna lágrima. "No soy una superwoman ", dijo. "Lo que está ocurriendo no es justo ni para Tony, ni para el resto del Gobierno", añadió.

Cherie negó conocer los antecedentes penales del estafador Peter Foster, novio de una amiga íntima, Carole Caplin, quien le ayudó a negociar la compra de dos pisos en Bristol. "No supe la historia de Foster hasta hace dos semanas, cuando la policía nos alertó de que un periódico estaba tratando de implicarme en un encuentro con él", señaló la jurista. La esposa de Blair negó que Foster fuera su asesor financiero, dijo haberse encontrado con él "una sola vez", pero reconoció que fue un error haber permitido su participación en la compra de las viviendas.