Cherie Blair tuvo ayer un gesto final muy acorde a su particular estilo. Aunque su esposo había planeado no decir absolutamente nada al dejar por última vez la residencia oficial de Downing Street, su mujer cambió los planes. Antes de meterse ambos en el Jaguar que debía conducirles al Palacio de Buckingham, Cherie se volvió hacia los periodistas que, por decenas, se agolpaban al otro lado de la calle. "Adiós. No creo que vaya a echaros de menos", dijo con una de sus sonrisas poco agraciadas. La familia en pleno --pareja y cuatro niños (uno más que cuando llegaron a Downing Street)-- posaron para la foto de despedida. Cherie y los tres hijos mayores también acudieron al Parlamento para presenciar la última sesión de Tony Blair en la Cámara.