La respuesta de los milicianos chiís a la masacre del jueves en Ciudad Sadr no se ha hecho esperar. Grupos armados atacaron ayer al menos cuatro mezquitas y se enfrentaron a tiros a insurgentes en el barrio suní de Hurriyah, en Bagdad. Por otro lado, en la ciudad de Tal Afar, al noroeste de la capital, junto a la frontera con Siria, dos atentados suicidas mataron al menos a 30 personas.

El toque de queda impuesto en Bagdad no impidió los actos de venganza chií. Los asaltantes atacaron con proyectiles de mortero y armas automáticas los centros religiosos sunís y después les prendieron fuego y los arrasaron con dinamita. También quemaron vivos a seis fieles.

Esta espiral de violencia se produjo mientras Ciudad Sadr velaba a los muertos del jueves. El último balance es de más de 250 fallecidos y 260 heridos.