La precariedad de los medios materiales utilizados y la falta de recursos está ralentizando la retirada de las 1.500 toneladas de petróleo vertidas en las costas de Dalian, en el noreste de China. La tripulación de algunos barcos pesqueros de la zona ha llegado a recoger el crudo usando palillos chinos o con sus propias manos.

Un total de 800 barcos trabajan en la retirada del petróleo, entre ellos 40 buques especializados en la recogida de crudo, a los que se ha añadido un contingente de 2.000 soldados del Ejército de Liberación Popular (ELP). Los equipos han empleado 23 toneladas de un aceite especial que diluye el crudo, además de otros agentes absorbentes del petróleo.

Los trabajadores, voluntarios y bomberos responsables de limpiar el vertido cuentan, además, con una complicación meteorológica: las rachas de viento y lluvia, que provocan la expansión de la mancha.

SILENCIO OFICIAL

Sobre la evolución de la marea negra, el Gobierno chino guarda silencio desde hace días, aunque los últimos datos oficiales indican que la mancha alcanza los 430 kilómetros cuadrados de superficie en el mar Amarillo.

El vertido, según se supo ayer, fue originado por el uso inadecuado de un catalizador para acelerar la entrada del crudo en los oleoductos, que el pasado 16 de julio causó la explosión que provocó la marea negra.

La investigación ha encontrado también fallos en el sistema anti-incendios que impidieron el cierre de las válvulas de emergencia del oleoducto tras la explosión.La propietaria del oleoducto y las instalaciones es Petrochina, filial de la estatal China National Petroleum Corporation (CNPC).

Dalian es una importante ciudad costera del noreste de China, con más de seis millones de habitantes, y cuenta con el segundo mayor puerto de mercancías del gigante asiático.