China reconoció hoy por primera vez que la policía disparó contra las manifestaciones tibetanas, mientras miles de tropas se desplegaron en las últimas horas por las provincias conflictivas para disuadir de nuevas protestas. Los disparos policiales, que causaron heridas a cuatro personas, ocurrieron en el condado de Aba de la provincia de Sichuan, limítrofe con el Tíbet y a donde se extendieron las manifestaciones desde Lhasa, al igual que a Gansú y Qinghai, también con una importante comunidad tibetana.

Según la agencia oficial Xinhua, los agentes abrieron fuego "en defensa propia" el día 14, el mismo en que ocurrieron los disturbios de la capital tibetana, y llegaron después de que los manifestantes ignoraran disparos de aviso tras quemar una estación policial, embestir a los agentes con cuchillos y tratar de desarmarlos. Entre tanto, grupos de activistas tibetanos informaron hoy del despliegue de fuerzas paramilitares y de la policía china en las zonas más conflictivas.

En Gansú, más de 200 camiones con unos 25 efectivos cada uno llegaron al condado de Gannan, donde las autoridades cerraron las tres calles principales, según un comunicado del el grupo con base en Londres "Free Tibet Campaign". El refuerzo de tropas, también en Lhasa según los activistas y pese a la apariencia de normalidad que ofrecen las imágenes de la prensa oficial, llegó también a Sichuan y Qinghai. En la primera, el condado de Kanding, puerta de entrada al Tíbet, sigue siendo uno de los focos principales de tensión.

Una agencia de viajes en Kanding indicó que no era buen momento para ir a la zona: "Mejor que no venga", dijo a Efe por teléfono una empleada de dicha empresa. Por su parte, la emisora estadounidense Radio Free Asia informó hoy de que miles de tibetanos en Sichuan siguen desafiando la represión china, con protestas en las que piden un diálogo sincero con el líder budista, Dalai Lama. "En Tesekhog, en la prefectura de Huangnan, unos 2.000 tibetanos, monjes y civiles, han participado en las protestas, en las que piden a China que abra un diálogo sincero y abierto con el Dalai Lama para resolver el problema pacíficamente", dijo a la emisora un testigo.

El líder espiritual tibetano, que amenazó con dejar su cargo si continúa la violencia, dijo ayer desde su exilio en la India que estaba dispuesto a mantener conversaciones con las autoridades chinas para poner fin a la ola de violencia. Pekín no ha respondido por el momento aunque el primer ministro chino, Wen Jiabao, manifestó esta semana que el diálogo sólo es posible cuando el Dalai Lama, a quien Pekín acusa de haber pergeñado todas las revueltas pese a que él lo niega, reconozca que el Tíbet pertenece a China.

En una conversación telefónica anoche, el ministro de Asuntos Exteriores chino, Yang Jiechi, reiteró a su homóloga estadounidense, Condoleezza Rice, que los disturbios tibetanos fueron organizados e instigados por la "camarilla del Dalai Lama". Rice, por su parte, le instó a entablar un diálogo con el líder espiritual, "una figura con autoridad que está en contra de la violencia y también por la autonomía cultural del pueblo tibetano, aunque ha dejado muy claro que no aboga por la independencia". Y mientras la censura se sigue aplicando con mano dura a los medios extranjeros, que no pueden entrar ni en Lhasa ni en las áreas conflictivas de Gansú, Sichuan y Qinghai, la prensa oficial china publica multitud de noticias sobre los actos vandálicos y sus víctimas.

La crisis en el Tíbet se desató el pasado día 14 de marzo, tras días de protestas pacíficas iniciadas por los monjes tibetanos el día 10 para conmemorar la fallida rebelión liderada por el Dalai Lama contra el gobierno chino en 1959. Según Pekín, 13 "civiles inocentes", Han (etnia mayoritaria en China) y tibetanos, murieron durante los saqueos e incendios llevados a cabo por los manifestantes en Lhasa, mientras que el gobierno tibetano en el exilio habla de un centenar de fallecidos en la represión.

En la jornada de hoy, los principales portales de Internet, entre ellos yahoo.com y sina.com, colgaron las fotografías de 14 sospechosos buscados por la policía por su supuesta implicación en las revueltas de Lhasa, ofreciendo recompensas a los ciudadanos que aporten cualquier tipo de pista. Pekín condenó además los ataques perpetrados por fuerzas independentistas tibetanas contra sus embajadas de varios países y dijo que Holanda, Alemania, Suiza y Australia se han disculpado por no conseguir proteger las misiones diplomáticas chinas.