A las 9.30 de ayer (una hora menos en España) la calle Ledra de Nicosia, símbolo de la dividida isla, se abrió a los peatones. La imagen recordaba a 1989 pero esta vez los cientos de personas que querían cruzar se agolpaban en ambas partes.

La fiesta, sin embargo, no fue completa. Ya por la noche, las autoridades grecochipriotas decidieron cerrar el paso "temporalmente" alegando que la presencia de policías turcochipriotas en la zona tampón suponía una "violación" del acuerdo.

Desde el 2003 hay cinco pasos fronterizos abiertos entre la zona sur de la isla, de mayoría grecochipriota, y la norte, turcochipriota, pero la calle Ledra (Lokmaci en turco) conservaba un simbolismo especial: se había mantenido cerrada desde hace 45 años, 17 más que el famoso muro berlinés. Su apertura, posibilitada por la mejora de las relaciones tras el cambio de Gobierno grecochipriota, marca un hito en el camino de la isla hacia la reunificación. A pesar del incidente de anoche.

MODERNA AVENIDA Ledra, en sus 800 metros en territorio grecochipriota, es una moderna avenida comercial donde jóvenes con gafas de sol a la moda italiana comen helados y se divierten. En la garita de la guardia junto al antiguo muro --que el año pasado fue sustituido por una verja de plástico-- los soldados grecochipriotas vigilan aburridos esperando que pasen sus 25 meses de servicio militar. Al otro lado, más guardias aburridos, en este caso turcochipriotas, y el aspecto pobre de un pueblecito de Anatolia. Entre ambos lados, hasta hace un par de días, se extendía la tierra de nadie, minada y con los edificios aún acribillados a balazos.

Fue en este punto donde el 21 de diciembre de 1963 un grupo de la minoría turca, harta de ser discriminada, se enfrentó a un policía griego y los disturbios se extendieron por toda la avenida Ledra, entonces repleta de comercios de las dos comunidades. Solo en ocho meses murieron o desaparecieron 400 turcochipriotas y 174 grecochipriotas.