El presidente francés, Jacques Chirac, se pronunció ayer oficialmente en favor del controvertido proyecto de reforma de las pensiones que tiene en pie de guerra a la mayoría de los sindicatos franceses y cuyo texto fue adoptado ayer en el Consejo de Ministros. Ante la amenaza de la radicalización de la crisis social que perturba Francia desde hace varias semanas, Chirac rompió el silencio para defender la reforma, que calificó de "justa" y "urgente" y consideró que "es responsabilidad del Gobierno actuar rápidamente para evitar tener que tomar más tarde medidas brutales".

Según el presidente francés, "la jubilación por el sistema de reparto está amenazada" si no se reforma rápidamente, debido a la explosión demográfica y al aumento de esperanza de vida. Ello incita al Gobierno a no ceder ante la presión de la calle y llevar la reforma al Parlamento para que "la representación nacional discuta el proyecto y decida si hay que llevarlo adelante".

SOBRE LO PREVISTO

Así pues, el Consejo de Ministros adoptó ayer el controvertido texto, que prolonga el periodo de cotización hasta 42 años en el 2020. El Gobierno conservador de Raffarin decidió también mantener el calendario que prevé la discusión del texto en la Asamblea Nacional a partir del 10 de junio. Todo ello no ha hecho más que reforzar la determinación de los sindicatos, que han vuelto a expresar su rechazo con la convocatoria de más huelgas y manifestaciones para los próximos días.

El sector de la educación, que rechazó ayer la propuesta de "discusión" aunque sin concesiones de Raffarin sobre el proyecto de descentralización de la enseñanza, ha convocado un nuevo paro laboral para el 3 de junio y no se descarta un boicot de los exámenes de final de bachillerato.

Para el mismo día 3 del próximo mes, que coincide con la cumbre del G-8 (los siete países más industrializados, más Rusia), se sumarán a la protesta otros funcionarios del sector público, comenzando por el servicio de transportes ferroviario y urbano. El personal de la compañía aérea Air France también secundará la huelga el mismo día, así como los aduaneros, el Banco de Francia y los camioneros.

Uno de los dos principales sindicatos de trabajadores, la CFDT (izquierda moderada), ha sido el único que ha aprobado el proyecto, contra la voluntad de un sector importante de su propia base. En cambio, la central comunista CGT y Fuerza Obrera (FO), entre otros, la rechazan con el apoyo de los partidos de izquierda.

"LA CALLE NO GOBIERNA"

El primer ministro, Jean-Pierre Raffarin, considerado como un gran negociador y comunicador, se está mostrando en esta ocasión inflexible. Después de asegurar que "la calle no gobierna", señaló ayer que "se acabó el tiempo de la concertación", decidido, aparentemente, a mantener la prueba de fuerza con los sindicatos. Para Raffarin, el Parlamento es el único habilitado a aprobar o rechazar el proyecto elaborado por el ministro de Asuntos Sociales, Fran§ois Fillon, después de sólo tres semanas de negociaciones frustradas con los interlocutores sociales.