El presidente francés, Jacques Chirac, en el papel de heredero ideológico del general Charles de Gaulle, que sacó en 1966 a su país del Comité Militar de la OTAN, ha retado a la superpotencia estadounidense con un gesto de gran calado político y diplomático: amenazar con presentarse en la votación del Consejo de Seguridad para no delegar en ninguno de sus subordinados el histórico momento de ejercer el veto contra la resolución que autoriza la guerra contra Irak.

El guante del desafío lo lanzó el viernes su ministro de Exteriores, Dominique de Villepin, al afirmar que cuando se decide entre la vida y la muerte, sólo los primeros espadas de la política están legitimados para tomar la decisión. Un guante que George Bush no recogió.

LUCHA POR LOS VOTOS

Convertido en ilustre correveidile del Elíseo, Villepin ha iniciado una gira por el Africa representada en el Consejo de Seguridad (Angola, Camerún y Guinea) con el mensaje tranquilizador de que Francia está dispuesta a ejercer el veto, incluso si las intensas presiones de la Casa Blanca surten efecto y doblegan la voluntad de los países indecisos. "Pase lo que pase, rechazaremos toda resolución que autorice la guerra", insistieron fuentes del Elíseo.

EEUU, Gran Bretaña y España necesitan, para aprobar su resolución, nueve votos favorables de los 15 miembros del Consejo de Seguridad y que ninguno de los cinco miembros permanentes vote en contra.

EVITAR EL KO

La pugna diplomática transatlántica que se libra en estas horas es más por prestigio que por evitar la guerra. La conflagración avanza con otro calendario, el que fija el ultimátum del día 17. Pero aun así, los boxeadores, Bush y Chirac, no quieren perder por KO.

El secretario de Estado de EEUU, Colin Powell, tras amenazar a Francia con "las graves consecuencias" que tendrá un veto en la ONU, se mostró confiado ayer en obtener 9 ó 10 votos a favor de su resolución. "Creo que tenemos una oportunidad de lograrlo, una verdadera oportunidad", dijo a la televisión NBC.

Villepin corteja a los países africanos del Consejo con el objetivo de que Chirac no bese la lona. El canciller alemán, tras hablar por teléfono con Chirac, saludó la propuesta francesa de reunir a los jefes de Estado y de Gobierno en el Consejo, y dio a entender que acompañará a Chirac en su viaje a las Naciones Unidas. La diplomacia francesa abrió así un segundo frente que Washington intenta desmantelar. La consejera de Seguridad Nacional, Condoleezza Rice, se reunirá con el presidente ruso, Vladimir Putin, para persuadirle de que no vote contra el ataque a Irak. Rusia, junto a China, ha expresado su intención de vetar la resolución. Sin embargo, la revista Time aseguró ayer que Bush ya tiene el compromiso ruso de que no recurrirá al veto.

CAMPAÑA DE MOVILIZACIONES

Y mientras las justas diplomáticas llegan al paroxismo, el belicismo de Bush causa estragos en las filas de su principal aliado, el británico Tony Blair. La primera y simbólica deserción del diputado Andrew Reed entraña el riesgo de desatar una revuelta con dimisiones en el Gobierno laborista si Blair persiste en ir a la guerra sin el aval de la ONU.

En España, el PSOE, consciente del desgaste que provoca en el Gobierno del PP el apoyo a la guerra, intensificará la campaña de movilizaciones en favor de la paz.