Durante los meses posteriores a los atentados del 11 de septiembre del 2001 y los precedentes a la guerra de Irak, había un nombre omnipresente en los discursos de la Administración de George Bush: Osama bin Laden. Poco a poco, y coincidiendo con la frustrante falta de resultados en la persecución del líder de Al Qaeda --al que un día Bush dijo que llevaría ante la Justicia "vivo o muerto"--, la intensidad de la caza pareció disminuir. Esa situación quedó patente el pasado lunes, cuando fuentes del espionaje confirmaron que a finales del 2005 cerraron Alec Station, una unidad de la CIA cuya única misión fue la búsqueda del saudí.

Aunque fuentes del espionaje citadas por The New York Times dicen que el cierre responde a la evolución de Al Qaeda hacia una estructura menos jerárquica y defienden que "los esfuerzos para hallar a Bin Laden son tan intensos como siempre", hay quienes cuestionan la decisión.