Espiar en Irak y Afganistán está resultando misión imposible para la CIA. La agencia de espionaje estadounidense ha reemplazado ya dos veces al jefe de su oficina en Bagdad en menos de 10 meses, el último el pasado diciembre por incompetencia. En Afganistán, la CIA ha tenido incluso que cerrar algunas de las bases que estableció tras la caída del régimen de los talibanes en el 2001, según aseguró ayer Los Angeles Times .

Las numerosas tribulaciones de la agencia no pueden ser más inoportunas, explica el rotativo citando fuentes de los servicios secretos, por la crucial importancia que tiene poder anticipar las amenazas contra EEUU y sus intereses en ambos países. En Irak, la situación es tan peligrosa que los agentes no pueden siquiera moverse para establecer contactos locales, reclutar agentes nativos o infiltrarse en la resistencia.

Los cierres de bases en Afganistán han sembrado la alarma en el espionaje estadounidense, porque se producen cuando los restos del régimen talibán intentan reagruparse para volver a atacar y dificultar las elecciones previstas en Afganistán este verano.