El número de víctimas mortales, que aumentaba ayer a medida que avanzaba el día, ya superaba con creces el centenar. El ciclón Aila fue ayer especialmente mortífero en Bangladés, con más de 80 fallecidos, aunque también causó estragos en el estado indio de Bengala. Más de un millón y medio de personas han resultado afectadas, de las que medio millón se encuentran en situación de emergencia.

La tormenta, que tocó tierra el lunes en Bangladés con vientos de hasta 110 kilómetros por hora, empezó a debilitarse ayer no sin antes causar más de una treintena de muertos en Calcuta, la capital de Bengala. Los últimos informes meteorológicos indicaban que el Aila iba perdiendo fuerza a medida que avanzaba hacia el norte de la India.

El desastre natural tuvo repercusiones más nefastas en las zonas rurales. Las endebles casas vieron volar sus techos mientras familias enteras quedaban a merced del agua y el viento. La subida de la marea en al menos cuatro distritos sureños de Bangladés anegó aldeas enteras.

NIÑOS Una de las áreas más afectadas fue el distrito de Satkhira, cerca del puerto de Mongla, donde una vecino explicó que fueron encontrados 17 cadáveres en la mismas aldea. Una buena parte de estos fallecidos eran niños. Para los supervivientes, la falta de agua potable se convirtió en uno de los graves problemas. Por ello, la llegada de ayuda a la zona se revelaba ayer como una necesidad urgente.

Los ejércitos de la India y Bangladés ya trabajaban ayer en tareas de evacuación y reparto de ayuda humanitaria. En Bangladés, país dotado de un potente sistema de detección de ciclones, cerca de medio millón de personas fueron trasladadas a refugios temporales.