El Gobierno de Corea del Norte admitió ayer de forma oficial que la catástrofe ferroviaria que se produjo el jueves junto a la frontera con China provocó la muerte de cientos de personas y heridas a varios miles, y arrasó barrios enteros de la ciudad de Ryongchon, según el Ministerio de Exteriores británico.

La Oficina de la ONU para la Coordinación de los Asuntos Humanitarios informó de que había recibido un requerimiento oficial del Gobierno norcoreano solicitando asistencia para atender a las víctimas, lo que permite entrever un desastre de enormes proporciones, ya que Pyongyang en muy raras ocasiones pide ayuda en el extranjero.

"Fuentes norcoreanas están afirmando que centenares de personas murieron y varios miles resultaron heridos", dijo una portavoz del Ministerio de Exteriores británico en Londres. La Cruz Roja Internacional señaló que más de 8.000 edificios, entre ellos 12 institucionales, se vieron afectados por la deflagración, y que 1.200 de ellos resultaron completamente destruidos en un radio de 500 metros en torno a la estación ferroviaria. El embajador de Suecia en Corea del Norte, Paul Beijer, puntualizó que un centenar de cadáveres fueron recuperados ayer.

LAS TESIS La principal teoría que se baraja en la investigación es que el accidente se debió a un cortocircuito que originó la explosión de materiales peligrosos cargados en uno o varios vagones. Ello descarta finalmente la hipótesis de una colisión o de una tentativa de atentado contra el líder norcoreano Kim Jong-il, que poco antes había pasado por el lugar de regreso desde Pekín.