Nunca había ocurrido algo así en Gaza. Cientos de palestinos evitaron que el Ejército israelí destruyera la casa de un dirigente de los Comités de Resistencia Popular al congregarse en el inmueble y quedarse allí como escudos humanos. Ante esto, el Ejército hebreo anuló el ataque para "evitar infringir bajas civiles". "El ataque fue cancelado a causa de la gente que había en la zona. Nosotros diferenciamos entre gente inocente y terroristas", dijo un portavoz militar.

Desde el pasado verano, Israel avisa de vez en cuando por teléfono a los palestinos de Gaza cuyas casas van a ser destruidas a causa de su supuesta relación con el lanzamiento de cohetes artesanales Qasam o con la resistencia palestina. Este fue el caso de Mohamed al Barud, dirigente de los CRP, que la madrugada de ayer recibió una llamada del Ejército israelí en la que se le conminaba a abandonar su hogar en 30 minutos. En lugar de eso, centenares de palestinos acudieron a la casa a medida que corrió la voz, se instalaron en el tejado y la rodearon con una cadena humana. Y así estuvieron toda la noche, coreando proclamas contra Israel y EEUU.

"Hemos venido aquí a proteger a este luchador, a proteger su casa y a demostrar que somos capaces de derrotar la política sionista", dijo Nizar Rayan, un líder local de Hamás. Es la segunda vez que civiles palestinos se interponen entre milicianos y el Ejército. La otra vez, a principios de mes, decenas de mujeres acudieron a una mezquita en la que se habían atrincherado varios milicianos para protegerlos. El Ejército israelí abrió fuego y dos mujeres murieron.

La otra cara de la moneda la volvió a vivir la ciudad israelí de Sderot, donde ayer cayeron ocho cohetes Qasam --uno de los cuales hirió de gravedad a un hombre--, en un ataque cuya autoría asumió Hamás. Este nuevo ataque de la resistencia palestina enojó ayer al primer ministro israelí, Ehud Olmert, que criticó con dureza a la ONU por no condenar con la misma firmeza los ataques de Israel y los de las milicias palestinas y aseguró que nadie tiene derecho a dar lecciones el Estado hebreo.