Cientos de personas acudieron ayer a un acto de apoyo a Ai Weiwei, el artista más famoso de China y uno de los más críticos con el Gobierno. Fue una mariscada que incluyó 10.000 cangrejos y vino local a la que el artista había invitado a sus seguidores en su estudio de Shanghái.

El motivo era celebrar la orden de demolición del local, ordenada por las autoridades por carecer de permisos. Según Ai, fueron las mismas autoridades las que le habían convencido de levantarlo.

El artista siguió la fiesta desde su casa, donde está bajo arresto domiciliario. Ai, de 53 años, exhibe en la prestigiosa Tate Gallery de Londres su última obra, 100 millones de pipas de girasol de cerámica. Fue uno de los creadores del Nido de Pájaro, el espectacular estadio olímpico de Pekín, del que después se desmarcó por el uso propagandístico que el Gobierno hacía, a su juicio, de la cita.

Ayer volvió a atacar duramente a su Gobierno, del que dijo que es "inhumano". Añadió que "internet es el mejor regalo para China y que esa tecnología acabará con la dictadura".