Si la cifra de muertos por el maremoto en el sudeste asiático (llega ya a los 125.000) es horrible, no lo es menos el número de personas afectadas por la catástrofe y que la Organización Mundial de la Salud calcula en cinco millones de personas. Muchas de ellas llevan desde el domingo sin agua, comida ni medicamentos, por lo que "están privadas de las condiciones elementales para sobrevivir", según la OMS. Pero la distribución de la ayuda no es fácil por la descoordinación y la falta de infraestructuras.

"Estamos haciendo muy poco de momento", reconoció ayer el Coordinador de Ayuda de Emergencia de Naciones Unidas, Jan Egeland, quien alertó además de la necesidad de ayuda urgente para que la cifra de muertos no siga creciendo. "El peligro es que los donantes se demoren dos semanas como han hecho en otros desastres", denunció Egeland. Los ministros europeos de Cooperación y Desarrollo acordaron ayer reunirse el próximo 7 de enero en Bruselas para coordinar las ayudas y el secretario de Estado americano, Colin Powell, anunció, sin fecha, una conferencia de donantes.

Aviones cargados con toneladas material médico y agua potable están llegando a los países, pero en algunos casos no se pueden trasladar a las zonas más devastadas porque el maremoto ha destruido las comunicaciones o no hay medios para su transporte. La ONU reconoció ayer que sólo una mínima parte de la ayuda se ha repartido y las ONG lo achacan a la descoordinación entre gobiernos, ejércitos y voluntarios. Algunos países están enviando a la zona barcos hospitales y helicópteros para paliar la falta de infraestructuras.

AYUDAS MILLONARIAS El secretario general de la ONU, Kofi Annan, anunció ayer que más de 60 países han enviado ya o prometido ayudas en la zona afectada por valor de 500 millones de dólares (el Banco Mundial aportará la mitad). Por su parte, particulares y empresas están donando millones de euros más para los damnificados.

El montante de las ayudas, sin embargo, ha creado una polémica mundial. El pasado lunes, Jan Egeland, calificó de "tacaños" a los países ricos. EEUU se dio por aludido y el presidente George Bush aseguró que su país era el que más donaba a los países pobres. El The New York Times , sin embargo, reconoció en su editorial de ayer que el funcionario de la ONU tenía razón y que los 35 millones de dólares en ayudas anunciados por Bush sólo son una "gota en el océano".

CRITICAS A LOS PAISES RICOS El rotativo critica, además, que, en un primer momento, el Gobierno americano anunciase una ayuda de sólo 15 millones de dólares --"la mitad de lo que se gastarán los republicanos en el acto de investidura del presidente Bush", según el diario-- y denunció que EEUU promete ayudas que nunca llegan, como las anunciadas en el 2003 tras el terremoto de Bam (Irán).

Las críticas a los principales líderes políticos internacionales también han llegado por su falta de sensibilidad. El maremoto del domingo les cogió a la mayoría de vacaciones navideñas. Bush tardó tres días en aparecer públicamente y los presidentes británico y francés, Tony Blair y Jacques Chirac, no han interrumpido sus vacaciones.