La película Welcome, que aborda las penalidades que pasan los inmigrantes clandestinos afganos e iraquís que intentan pasar a Gran Bretaña por el canal de la Mancha, se estrena mañana en Francia envuelta en la polémica. El director del filme, Philippe Loiret, ha comparado el trato que se da a los sin papeles con el que sufrieron los judíos en 1943, afirmación que ha desatado la ira del ministro de la Inmigración y de la Identidad Nacional, Eric Besson.

La polémica se centra en la ley que permite la condena hasta cinco años de cárcel a quien ayude a un clandestino. "Si mañana usted ayuda a un muchacho que no tiene papeles, a usted le afecta lo de ´ayuda a persona en situación irregular´... ¿En qué país vivimos? Tengo la impresión de que estamos en 1943 y que hemos escondido a un judío en el trastero", declaró Loiret al diario de Lille La Voix du Nord.

ALAMBRE DE ESPINO Esta analogía suscitó la reacción de Besson, tránsfuga socialista a quien el presidente Nicolas Sarkozy ascendió en enero a responsable de inmigración. Besson declaró a RTL que Loiret ha "sobrepasado la línea amarilla". "Sugerir que la policía francesa es la policía de Vichy (el régimen colaboracionista con los nazis), que los afganos son acosados, objeto de redadas, etcétera, es insoportable".

Sin embargo, el actor protagonista, Vincent Lindon, ha respaldado la visión del realizador, que denuncia la actitud ambigua de las autoridades francesas. Francia tolera la ayuda de las oenegés a inmigrantes, pero castiga a los ciudadanos que albergan a los clandestinos.

En una entrevista a Le Parisien, Lindon explica que Calais, la población costera donde se rodó el filme, era "una ciudad en estado de sitio". "A lo largo del puerto, vi los alambres de espino de cinco metros de alto con picos que nadie puede franquear" y "CRS antidisturbios en furgonetas blindadas que hacen rondas cada cinco minutos". Lindon critica asimismo la amenaza de cinco años de prisión "a gente que tiene compasión por los demás".

DELACION Y ADN Centenares de clandestinos se reúnen cerca del puerto de Calais para pasar a Gran Bretaña ocultos en camiones o en contenedores tras el cierre a finales del 2002 del campo de Sangatte. Besson protagonizó en febrero otra polémica por un decreto que premia con una tarjeta de residencia a inmigrantes que denuncien a las mafias. Sin embargo, Besson ha frenado el decreto para poner en marcha los tests de ADN en la reagrupación familiar, pese a que la ley que lo autoriza se aprobó en noviembre del 2007.