La reunión entre la primera ministra británica, Theresa May, y el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, finalizó ayer sin acuerdo sobre el brexit, en contra de lo esperado. La frontera con Irlanda del Norte fue el principal obstáculo que impidió avanzar hacia la segunda fase de las negociaciones. Ambas partes reconocieron un acercamiento y confían en que los asuntos pendientes puedan solventarse antes de la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la próxima semana. May necesita más tiempo y retornará a Bruselas mañana.

El optimismo con el que arrancó la reunión se quebró ante el rechazo de los unionistas del Partido Unionista Democrático (DUP) a aceptar una propuesta presentada por May para el mantenimiento en Irlanda del Norte de las regulaciones con la Unión Europea. El borrador filtrado por los medios irlandeses contemplaba que Irlanda del Norte se mantenga dentro de los espacios económicos del mercado único y de la unión aduanera. De esta manera se evitaría la existencia de una frontera física entre las dos partes de la isla. Pero si May creyó contar con el DUP, el partido con el que además forma coalición para gobernar en Westminster, se equivocó. Hubo un descuido o un malentendido. Desde Bruselas, en pleno almuerzo, la primera ministra telefoneó a la líder unionista, Arlene Foster, y esta le dejó claro que no respaldaban el plan.

«Hemos dejado muy claro que Irlanda del Norte debe dejar la Unión Europea en los mismos términos que el resto del Reino Unido y no vamos a aceptar ninguna forma de divergencia reguladora que separe Irlanda del Norte económica o políticamente del resto del Reino Unido», advirtió Foster, en las escalinatas del castillo de Stormont, en Belfast, sede del gobierno autónomo norirlandés. «La economía y la integridad constitucional del Reino Unido no se pueden ver comprometidas en forma alguna», recalcó.

El inesperado giro de los acontecimientos dejó estupefacto al primer ministro de la República de Irlanda, Leo Varadkar. Londres y Dublín habían alcanzado un compromiso pocas horas antes, pero May daba marcha atrás. «Estoy sorprendido y decepcionado porque el gobierno británico no parece capaz de respetar lo que había pactado a primera hora de hoy», señaló Varadkar.

ASUNTOS PENDIENTES / El encuentro de ayer era de vital importancia, porque se cumplía el plazo dado por la UE al Reino Unido para presentar ofertas sobre los tres contenciosos pendientes, la factura de salida de la UE, derechos de los trabajadores comunitarios y frontera con Irlanda del Norte. Los 27 exigen llegar a un acuerdo antes de abrir la negociación sobre el acuerdo comercial entre Londres y Bruselas.

Las negociaciones se retomarán a esta misma semana. «Estoy convencida de que se va a llegar a una conclusión positiva», afirmó May, aunque reconoció que «siegue habiendo diferencias en un par de asuntos que hacen necesarias más consultas».

Por su parte, Juncker remachó que el no haber alcanzado un acuerdo «no es un fracaso». «Hemos tenido una reunión muy constructiva», pero, «pese a nuestros esfuerzos y a los significativos progresos que nosotros y nuestros equipos hemos hecho en los últimos días, no ha sido posible un acuerdo completo».

La idea de que Irlanda del Norte permanezca en el mercado único provocó que Escocia, Gales y Londres reclamaran inmediatamente el mismo trato. «Si una parte del Reino Unido puede retener un alineamiento regulatorio con la UE y estar de hecho en el mercado único (que es la solución correcta para Irlanda del Norte), no hay seguramente razones prácticas para que otras (partes) no puedan», señaló la ministra principal de Escocia, Nicola Sturgeon. «Los londinenses votaron por enorme mayoría a favor de permanecer en la Unión Europea y un acuerdo similar (al de Irlanda del Norte) puede proteger decenas de miles de empleos», argumentó el alcalde de la capital, Sadiq Khan. El ministro principal de Gales, Carwyn Jones, también consideró que «espera recibir la misma oferta».