Más de 600 favelas circundan Río de Janeiro. Su proliferación data de mediados de los años 70. En las chabolas vive la emigración interna.

Se calcula que residen como mínimo 1,5 millones de personas. La favela forma parte de las contradicciones en un país que aspira a ser potencia y que hoy ocupa el noveno lugar en la economía mundial.

El narcotráfico es una de las consecuencias de la desigualdad en Río de Janeiro. Los que viven en las favelas sufren la presencia de las bandas y la construcción pobre de las viviendas, como quedó de manifiesto en los aludes de abril, en los que murieron más de 200 personas.