Debía ser una de esas recepciones de gran pompa, pero la visita de Estado que George Bush realizará esta semana al Reino Unido se ha convertido en una pesadilla para los gobiernos de Washington y Londres. La llegada, mañana martes, del huésped de honor de Isabel II, ha desatado una ola de hostilidad en el Reino Unido.

La estancia de Bush en el Palacio de Buckingham, asistiendo a banquetes, mientras los soldados mueren y el caos se apodera de Irak, es una provocación para muchos británicos. Decenas de miles de manifestantes se proponen aprovechar la presencia del gran aliado de Tony Blair para mostrar su repudio hacia un hombre y una Administración que les ha arrastrado a una guerra indeseada. Al menos 5.000 policías británicos y 700 agentes de seguridad americanos han sido movilizados para protegerle.

PELIGRO PARA LA PAZ El sentir de la opinión pública quedó ayer reflejado en un sondeo publicado por el periódico conservador The Sunday Times , según el cual, el 60 % de los entrevistados consideran a Bush "un peligro para la paz mundial".

En una entrevista en la BBC, el mandatario estadounidense dijo a sus oponentes que tienen "suerte" de vivir en un país "donde la gente es libre".