"Hay mucha gente hablando y diciendo cosas, pero hay que dejar a los votantes que voten". Con estas palabras, Hillary Clinton trató de animar a sus bases ante la sensación de que su opositor, Barack Obama, está cabalgando en una ola victoriosa. Tras ganar claramente los cuatro estados en disputa el pasado fin de semana, Obama partía como favorito en las tres votaciones celebradas ayer en Maryland, Virginia y el Distrito de Columbia, de las cuales al cierre de esta edición no había resultados. Para Clinton, la cuesta de enero se trasladó a febrero.

Obama golea a Clinton en recaudación de fondos, ganó cuatro estados de una tacada y amenaza con ganar otros tres. Además, una de las principales asesoras de la campaña de la senadora, Patti Solis Doyle, dimitió de su puesto, un síntoma de que las cosas no funcionan. Y, encima, en la votación de ayer la composición del electorado le era poco propicia a priori . Por eso, el discurso de Clinton es de prudencia, de afirmar que no está sucediendo nada que no estuviera previsto y que, en realidad, las grandes citas serán el 4 de marzo en Ohio y Tejas (dos estados que debería ganar) y el 22 de abril en Pennsylvania.