Por unos días, Irak vuelve a asomar la cabeza en la campaña electoral estadounidense, marcada por la delicada situación económica y el papel del sexo y el color de la piel en la contienda entre Hillary Clinton y Barack Obama. La senadora por Nueva York se comprometió ayer a iniciar la retirada de las tropas de Irak en 60 días si alcanza la presidencia de EEUU.

Las palabras de Clinton coincidieron con la visita a Bagdad de John McCain, el republicano que todavía espera rival del bando demócrata. A él le dedicó algunas pullas Clinton, al afirmar que "la retirada no es una derrota. Una derrota es mantener las tropas en Irak durante 100 años". Clinton también afirmó que la estrategia actual de la Casa Blanca en Irak no está funcionando porque la mayor presencia de tropas y una cierta mejora en la seguridad no están acompañadas por avances en la política interna iraquí.

Además, los últimos actos de violencia ponen en cuestión esta supuesta mejora de la seguridad. Ayer, un atentado suicida perpetrado por una mujer mató al menos a 36 personas e hirió a más de 50 en un mercado de la ciudad santa chií de Kerbala.