Una serie de encuentros, ayer y hoy en Washington, del presidente, Barack Obama; el vicepresidente, Joe Biden; y la secretaria de Estado, Hillary Clinton, con el primer ministro israelí, Binyamín Netanyahu, son la forma de Washington de enviar un mensaje tratando de disipar la escalada de tensión tras el anuncio de la construcción de nuevos asentamientos en Jerusalén Este durante la visita de Biden.

El intento de normalización de la relación bilateral no esconde otra advertencia clara de la Casa Blanca al Gobierno de Tel- Aviv: la "relación especial" no es un cheque en blanco y, como ayer dijo Clinton, la idea que rige la política de EEUU para el conflicto entre israelís y palestinos es que "el statu quo es insostenible". Israel afronta "decisiones difíciles pero necesarias" en el camino hacia la paz, apostilló.

Hablaba Clinton horas antes de recibir a Netanyahu ante los 7.500 miembros de AIPAC en Washington en la conferencia anual del lobi proisraelí.

Mientras, los funerales por Salá Qauariq, de 18 años, y su primo Mohamed se celebraron el domingo en Auarta (Cisjordania). Murieron a manos de soldados israelís, que afirmaron que los jóvenes les atacaron.