Hillary Clinton está de nuevo respondiendo a la misma pregunta: ¿dejará la carrera demócrata? No, dice la exprimera dama, mientras recuerda que ya la han dado por muerta --políticamente-- antes y exigiendo dos cosas: que los demócratas se centren en elegir al "mejor candidato posible" para vencer a John McCain y que se permita a todos los estados votar.

Abandonada por las matemáticas --que hablan de la virtual victoria de Barack Obama en términos de delegados electos-- las dos reclamaciones de Clinton resumen su difícil camino para alcanzar la candidatura. Por un lado, que los superdelegados desposean de la candidatura a Obama. Por el otro, que se acepten las votaciones de Florida y Michigan, dos estados castigados por el Partido Demócrata por adelantar la fecha de la votación, en los que los dos candidatos aceptaron no competir, donde se votó y ganó Clinton.

Aferrada a estas posibilidades, Clinton ya hace campaña en Virginia occidental, donde se vota el próximo martes. El problema es que los medios parecen no comprar sus argumentos, y dan a Obama como ganador con toda firmeza.