El nuevo Gobierno alemán ya tiene forma y fondo. La cancillera, Angela Merkel, presenta hoy en Berlín el pacto de coalición entre conservadores y liberales que definirá las líneas de Gobierno de la nueva legislatura. En los próximos cuatro años, Alemania espera dejar atrás la peor crisis de su historia, sanear sus deficitarios presupuestos y volver a merecer el nombre de locomotora europea. Para ello, la coalición integrada por la unión conservadora formada por la CDU y sus hermanos bávaros de la CSU y sus nuevos socios, el liberal FDP, pretende apoyarse en una clase media que sale fortalecida por el concepto de economía social de mercado, en el que Merkel y los suyos quieren basar su política.

Los instrumentos para lograr los objetivos han quedado definidos: rebajas fiscales para empresas y clases medias combinadas con subidas de impuestos en otros campos, simplificación burocrática y un nuevo sistema de financiación de la sanidad pública que carga más al asegurado y alivia la responsabilidad estatal.

LA FIRMA, EL LUNES Esas son, al menos, las líneas generales que definirán al nuevo Gobierno y los puntos que más problemas han causado entre los nuevos socios. Aunque ayer aún quedaban por conocerse detalles importantes --especialmente la dimensión exacta de las rebajas fiscales para el contribuyente-- nadie duda ya de que el nuevo acuerdo podrá firmarse el lunes.

Si algo han dejado claro las laboriosas negociaciones de las últimas semanas es que este nuevo Ejecutivo formado por socios naturales no va a ser mucho más fácil de dirigir que el anterior, en el que conservadores y socialdemócratas se entendieron mucho mejor de lo esperado. Quizá por eso el reparto de ministerios ha sido para Merkel un puzle difícil de encajar. Junto a ella en el Parlamento se sentará el líder liberal, Guido Westerwelle, que ocupará la cartera de Exteriores y el puesto de vicecanciller.

Más difícil ha sido designar al futuro ministro de Finanzas, un puesto que, dada la situación actual, se consideraba el tercero más importante de este nuevo periodo, y por el que muchos suspiraban. Al final, el puesto será para el hasta ahora ministro del Interior, Wolfgang Schäuble. Este veterano de 67 años, que ha pasado por todos los puestos imaginables y que en su última etapa ha destacado por sus posturas radicales en seguridad, será el apoyo de la cancillera en uno de los terrenos más espinosos, pero también su azote, dada su fuerte personalidad y su historial de amor y odio con su compañera de partido. Algunos medios le calificaron ayer como el nuevo canciller en la sombra.

La unión conservadora se quedará 11 de los 16 ministerios (ocho para la CDU y tres para la CSU), mientras que el FDP tendrá cinco: Exteriores, Economía, Sanidad, Justicia y Desarrollo. Para la cartera de Interior que deja Schäuble, Merkel contará con el que ha sido su hombre de confianza en la cancillería en los últimos cuatro años, Thomas de Maizière, mientras que el ministro estrella del último periodo de la gran coalición, el socialcristiano Karl-Theodor zu Guttenberg, cambiará Economía por Defensa. El abanico definitivo de nombres se confirmará hoy en la presentación del pacto.