Es el límite tradicional para recibir las "primeras notas" y el balance es desastroso. El nuevo Gobierno alemán, formado por la CDU de Angela Merkel, sus hermanos bávaros de la CSU y los liberales del FDP, ha cumplido esta semana sus primeros 100 días de Gobierno en mitad de un aluvión de críticas. Ni un solo medio alemán ha tenido compasión a la hora de evaluar el trabajo realizado por una coalición que prometía cambios radicales y que solo ha ofrecido escándalos y decepciones. "No sirven para gobernar. Merkel se ha llevado a una tropa caótica a su Consejo de Ministros", ha llegado a publicar el Berliner Zeitung .

Los ciudadanos tampoco perdonan. Según las encuestas, solo un 27% de los alemanes se declara satisfecho con el trabajo de la coalición en este primer periodo, un resultado que contrasta con el 55% de apoyo que obtuvo el último Gobierno formado por conservadores y socialdemócratas tras sus primeros 100 días. El diario Bild , el más leído de Alemania, asegura que un 66% de sus lectores cree que esta coalición "es un desastre y no va a cambiar". Y es que el Gobierno supuestamente ideal entre "socios naturales" se ha convertido en una coalición incapaz de alcanzar acuerdos en casi ningún tema y acusada de "clientelismo" desde todos los frentes.

Los que peor parados salen de la --hasta ahora-- fallida unión son los liberales que, tras convertirse en la sorpresa de las últimas elecciones, no han dejado de caer en las encuestas. Del 14,6% de votantes que apoyó al FDP en septiembre ahora solo le votaría el 8%. Su líder, el actual vicecanciller y ministro de Exteriores, Guido Westerwelle, ha intentado calmar a los suyos asegurando que las cosas irán a mejor. Pero ni la mejor de las sonrisas calma el miedo en sus filas a una debacle en las elecciones de mayo en Renania del Norte- Westfalia. Paradójicamente, la CDU de Merkel no acusa el descontento y se queda en el 36% que logró en septiembre.