Las autoridades colombianas aceleraron ayer el proceso para la extradición masiva de guerrilleros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) anunciado por el presidente Alvaro Uribe. Hasta el mediodía (noche en España), 134 combatientes habían sido trasladados a la cárcel de Chiquinquirá, al norte de Bogotá. Se trata del paso previo a la libertad.

Se estimaba que a medianoche (madrugada en España) habrían llegado un total de 250 guerrilleros provenientes de varias cárceles del país, según el general Eduardo Morales, director del Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (Inpec). El militar también dijo que solo se beneficiarán aquellos insurgentes que estén cumpliendo condenas por los delitos de sedición, asonada y rebelión. Se estima que unas 18 mujeres obtendrán la libertad, entre ellas, la madre de una niña de dos años que nació en la cárcel.

El presidente Uribe dejará libres a hasta 300 guerrilleros como gesto unilateral de buena voluntad para presionar a las FARC para que libere a 56 secuestrados en su poder, entre los que están la excandidata a la presidencia de Colombia, Ingrid Betancourt y su compañera de candidatura a la vicepresidencia, Clara Rojas, secuestradas en el 2002.

Los guerrilleros serán excarcelados con el compromiso de no volver a pertenecer a ningún grupo armado. Uribe ha subrayado que su gesto de excarcelarlos "busca mostrar a la comunidad internacional que el Gobierno no cesa en su esfuerzo de lograr la liberación de los rehenes".

La maniobra de Uribe es arriesgada, porque la guerrilla no está obligada a nada.