"No se puede vivir con tanto veneno", cantó Shakira en la ciudad amazónica de Leticia y su voz, por esta vez, fue una más en la plegaria de millones de personas que caminaron por toda Colombia para reclamar el fin de los secuestros. Las calles de 1.102 pueblos y ciudades se atiborraron de gente y de carteles pidiendo la definitiva pacificación del país y "no más FARC".

Es la tercera marcha este año que sacude los cimientos del país, y la primera tras el rescate de Ingrid Betancourt y otros 14 rehenes que, para muchos, ha establecido un punto de inflexión definitivo en el largo conflicto colombiano. "Las movilizaciones contra el secuestro y la guerrilla son un golpe tan importante como la operación Jaque", opinó el ministro de Defensa, Juan Manuel Santos.

La sociedad colombiana ha despertado de una larga siesta. El calvario del secuestro ya no suscita la indiferencia de quien se ha acostumbrado a ello como parte de su cotidianeidad. Junto a las multitudes, 100.000 intérpretes de todo tipo de música --desde Shakira a la Orquesta Sinfónica, pasando por coros infantiles y folclore indígena y grupos de nombres excéntricos como Primero Mi Tía, Doctor Krápula, Totó la Momposina y Los Aterciopelados-- se sumaron al clamor nacional.

DIA DE LA INDEPENDENCIA La conmemoración del 20 de julio, Día de la Independencia, por lo general saturada de simbología, tuvo este año un carácter festivo que en ningún momento desdibujó el sentido de la convocatoria. Más de un millón de personas atravesaron con sus gritos Bogotá. "Secuestradores, fuera del universo", pudo leerse en uno de los muchos carteles escritos a mano que se vieron.

El vicepresidente de Colombia, Francisco Santos, y congresistas de los diferentes partidos políticos se sumaron a la gran procesión. Entre ellos estaba Yolanda Pinto. Llevaba una camiseta alusiva al movimiento de la no-violencia que lideraba su esposo, el exgobernador de Antioquia Guillermo Gaviria, asesinado por las FARC.

Lejos de las grandes urbes, en Leticia, a unos 1.000 kilómetros de la capital, se realizó el acto central. Los once militares y policías que fueron rescatados en la operación Jaque encabezaron el desfile. El presidente Alvaro Uribe llegó acompañado de sus colegas de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, y Perú, Alan García, en una clara demostración de apoyo regional.

Uribe dijo sentir "la libertad de la selva, la libertad que transpira el río Amazonas, la libertad que han ganado muchos de nuestros secuestrados, la libertad que van a ganar los otros secuestrados, la libertad que quiere una Colombia que aspira a ser libre totalmente del terrorismo, de la miseria y de la injusticia". Sus invitados también hablaron por él. Lula pidió por los cautivos. Y García, florido orador, representante de un país que sufrió la violencia armada y la represión indiscriminada del Estado, aseguró que en Colombia "cesa la horrible noche" y "se abre el camino de la victoria".

Uribe hizo de maestro de ceremonias. Hasta cantó el himno nacional a dúo con Shakira. Luego le cedió el turno a la estrella. "Estamos haciendo historia porque unimos nuestro grito para pedir libertad por nuestros secuestrados, por aquellos que están sometidos al servicio de la violencia, por los desplazados que no pueden elegir dónde vivir", dijo ella.

EL FINAL DEL TUNEL En las últimas semanas, Colombia se ha visto atravesada por una ola de optimismo. Una encuesta asegura que el 73% de los colombianos empiezan a ver la luz al final del penoso túnel. Y Shakira quiso ser, ante la multitud, la portavoz de esos anhelos. "Esta es la manifestación mas importante en nuestra historia común como colombianos. Estamos cambiando. Estamos viviendo épocas de activismo social y compromiso. Queremos pedirles con el corazón abierto a todos los guerrilleros, que son hermanos nuestros, que se liberen ellos mismos de su propio secuestro", dijo.

Cerca, Uribe parecía bendecir cada palabra de la cantante. "Ellos los guerrilleros también están secuestrados en las tinieblas de la selva. ¡Desmovilícense! Este Gobierno les ofrece protección, la posibilidad de que puedan acercarse a cualquier unidad policial y empiecen una nueva vida. Está dispuesto a reinsertarlos en la vida civil", dijo Shakira. La semana pasada, Uribe puso a las FARC en la disyuntiva de elegir entre una negociación seria o la política del "garrote". La guerrilla, por lo pronto, ha elegido como interlocutor al desprestigiado presidente nicaragüense Daniel Ortega.

Sin embargo, más allá del optimismo social, persiste el drama real, pues hay miles de familias que siguen esperando el fin de sus calvarios.