La amenaza de atentados contra el metro neoyorquino durante el fin de semana, que mantuvo en vilo a los 4,7 millones de usuarios y desencadenó un espectacular aumento de la seguridad desde el jueves anterior, resultó ser falsa, según confirmaron ayer fuentes oficiales. La credibilidad de esta amenaza fue puesta en duda desde el principio por expertos del espionaje, pero el alcalde neoyorquino, Michael Bloomberg, insistió en que es mejor prevenir que curar, para justificar el ingente despliegue policial que ordenó.

"Vamos a hacernos eco de cualquier amenaza mínimamente creíble, y a hacer exactamente lo que hemos hecho", reiteró el lunes Bloomberg, que se presenta a la reelección el mes que viene. Pero, redujo las medidas de seguridad que convirtieron al metro en un fortín, con la incorporación de policías y miembros de la Guardia Nacional en todos los túneles y los trenes. Para entonces estaba claro que la amenaza era falsa.

Los medios de comunicación dieron cuenta de que el informante que reveló en Irak el supuesto plan contra el metro reconoció que esta información era falsa. Este informante trabaja para el espionaje militar.