El segundo día de maratoniana comparecencia en el Congreso de Estados Unidos no fue tan fácil para Mark Zuckerberg como el primero. Los 55 miembros del Comité de Comercio y Energía de la Cámara Baja se mostraron ayer bastante más preparados y afilados que sus 44 colegas del Senado que interrogaron al fundador de Facebook el martes. Y le dejaron bastante más claro también que consideran claramente insatisfactorias muchas de sus respuestas sobre el funcionamiento de la plataforma, el modelo de negocio, el caso concreto de Cambridge Analytica (en el que Zuckerberg ha admitido públicamente por primera vez que sus propios datos fueron víctima) y, en general, sobre la protección de la privacidad, de sus usuarios e incluso de quienes no tienen abierta una cuenta.

Como pasó el martes, los mercados estuvieron dando durante el testimonio la bendición a Zuckerberg y las acciones de Facebook volvieron a cotizar al alza. Pero aunque el mastodonte tecnológico haya solventado algunos problemas de confianza de los inversores, le queda camino por recorrer para recuperar la de muchos reguladores y usuarios.

El tono más duro quedó claro desde que el representante republicano Greg Walden, que preside el comité, abrió la sesión. «Facebook ciertamente ha crecido, pero me preocupa que no ha madurado», sentenció. Y logró arrancar de Zuckerberg la declaración de que la regulación de gigantes como el suyo posiblemente sea «inevitable».

Zuckerberg matizó que importa qué tipo de regulación se aplica. Y aunque calificó de «en general justa» la Regulación General de Protección de Datos que ha aprobado la Unión Europea, que entra en vigor en mayo, y cuyos controles asegura que Facebook extenderá en todo el mundo (aunque sin calendario), tampoco le dio un respaldo absoluto. Dijo que los europeos hacen «algunas cosas bien». Pero cuando el congresista Scott Peters le preguntó «qué hacen mal» Zuckerberg evadió la respuesta diciendo «necesito pensar más sobre eso».

El formato de las sesiones no fue favorable para la profundidad, con cada congresista limitado a cuatro minutos de interrogatorio (uno menos de lo que tuvieron los senadores). Pero en la sesión de ayer el tiempo se aprovechó mejor para preguntas más directas.

Los demócratas fueron quienes más afilaron las espadas y también quienes colocaron al milmillonario en posiciones más incómodas. La congresista Anna Eshoo, por ejemplo, le preguntó si «está dispuesto a cambiar su modelo de negocio en aras de proteger la privacidad individual». La respuesta de Zuckerberg, «no estoy seguro de qué significa eso», resultó claramente insatisfactoria.

Tampoco a muchos congresistas les convence la insistencia de Zuckerberg en que el usuario de su plataforma es dueño de sus datos y está en control y que Facebook no los vende. Y otro congresista demócrata, Ben Lujan, le dejó en evidencia al señalar que Facebook recopila datos incluso de individuos que no tienen cuenta con ellos (algo que Zuckerberg alega que se hace «por razones de seguridad»).