El psiquiatra y químico Sidney Gottlieb --su nombre real era Joseph Scheider-- es una de las personas que más han contribuido a que en EEUU sea tan popular elaborar teorías de la conspiración en las que el Gobierno confabula contra los ciudadanos estadounidenses. Como dirigente de la División Química del Departamento de Servicios Técnicos de la CIA, Gottlieb desarrolló el programa MKULTRA, dedicado a investigar cómo influir en la mente y que se cobró, que se sepa, al menos una vida. Las joyas de la familia admiten que la CIA administró fármacos alucinógenos, sobre todo LSD, a "sujetos inconscientes". Bienvenidos al departamento de I+D de la CIA.

"Como una parte habitual de los esfuerzos (...) en investigación y desarrollo (...), llevamos a cabo pruebas", dice un informe. Las pruebas de la CIA abarcan muchos temas de interés: desde ensayos de láser en un laboratorio de San Francisco ("se cree que las cintas fueron destruidas") hasta plantar 8.000 metros cuadrados con opio para probar la identificación aérea de cultivos de droga.

También hay referencias a un radar para detectar gente y otros tipos de sensores sin identificar, rastreo de llamadas telefónicas, un "cardiógrafo remoto" que se probó en "personas que no sabían que estaban siendo sujetas a experimentos" y un Estudio sobre la estructura de la personalidad de los desertores de la Universidad de Stanford, en el que se investigó los motivos de los desertores en cualquier ámbito social, desde la religión hasta la política, por ejemplo.

Como si fuera Blade Runner , la CIA tenía equipos de ampliación de imágenes de vídeo y fotográficas, y en sus laboratorios se desarrolló la Restricción Adhesiva, "un sistema no letal de incapacitación destinado a muchedumbres y control de motines". En agosto de 1972 se probó en cuatro hoteles de Miami material "secreto" para utilizar contra los soviéticos en Vietnam. Por esas cosas de la vida y de la CIA, las pruebas se llevaron a cabo poco antes de que se celebrara allí la convención del Partido Republicano.

Conejillos de Indias

Pero lo más infame fue el uso de fármacos y drogas en personas que en ocasiones desconocían que eran conejillos de Indias. El proyecto OFTEN recogía "información de fármacos peligrosos de empresas de EEUU". Otra operación probaba en voluntarios del Ejército fármacos que las empresas proporcionaban a la CIA tras rechazarlos por sus "desfavorables efectos secundarios". "El programa tiene que ser considerado como defensivo, en el sentido de que debía servir para reconocer conductas si se usaba ese material".

El rey de estos científicos sin escrúpulos era Gottlieb, cuyo trabajo fue desvelado en sucesivas comisiones del Congreso. A Gottlieb se deben los surrealistas planes para desprestigiar a Fidel Castro --rociar un estudio de televisión con LSD antes de su aparición, contaminar sus zapatos con talio para que se le cayera la barba...-- o, directamente, asesinarlo (veneno en sus puros, una caracola bomba que explotaría mientras Fidel nadaba, un pañuelo envenenado...). Pero lo más siniestro del currículum de Gottlieb fueron sus experimentos para alterar la personalidad y controlar la mente.

"Por muy duro que suene en retrospectiva, entonces se tenía la sensación de que si la supervivencia nacional podía estar en peligro, tales procedimientos y riesgos eran razonables", declaró Gottlieb ante un comité del Senado en 1977. Esos procedimientos razonables eran administrar LSD a presos, mendigos, disminuidos psíquicos y hasta colegas de la CIA. La operación Clímax de Medianoche consistió en contratar a prostitutas que llevaban a sus clientes a burdeles montados por la CIA donde se suministraba LSD a los hombres. Los investigadores observaban las sesiones con espejos falsos y las filmaban. En el marco de MKULTRA, a siete voluntarios se les proporcionó LSD durante 77 días. Cuando se retiró, Gottlieb destruyó parte de sus archivos.

Y luego están los experimentos de ingeniería social y política que tanto daño hicieron al tercer mundo. Entre las joyas de la familia hay dos informes de James Jesus Angleton, el jefe de contraespionaje, que detallan los programas para crear comandos antiterroristas en 25 países, entre ellos Camboya, Colombia y Filipinas. Ese fue el otro laboratorio de la CIA.