Alfombra roja, carroza dorada, banquete de gala y alojamiento en Buckingham. Las autoridades británicas reciben hoy con honores al rey Abdalá de Arabia Saudí, representante de una de las dictaduras más brutales del mundo y uno de los más poderosos aliados de Londres.

La reina, el príncipe de Gales y el primer ministro, Gordon Brown, agasajarán durante tres días, al monarca de un reino bañado en petróleo, en el que las empresas británicas tienen unos intereses estimados en 10.000 millones libras. Además, Londres ve en Riad un socio estratégico en Oriente Medio y en la lucha contra Al Qaeda.

El Foreign Office salió al paso de las críticas de los defensores de los derechos humanos e indicó que los dos países "comparten valores". La oposición ha convocado para mañana una protesta ante la embajada saudí.