El triunfo del no en el referendo para cambiar el estatuto de Córcega supone un duro revés para el Gobierno francés, que ayer trató de desdramatizar la situación. El gran damnificado por la derrota ha sido el ministro del Interior, Nicolas Sarkozy, principal impulsor del proyecto descentralizador de Francia, que tenía en Córcega su primera piedra de toque. La consulta de Córcega era el primer referendo local organizado en el marco de la ley de descentralización, pero el entorno del primer ministro, Jean-Pierre Raffarin aseguró ayer que no habrá "frenazo" para el proyecto.

FRENO A SUS AMBICIONES

"Es un fracaso para mí", reconoció Sarkozy tras conocerse los resultados, al tiempo que se esforzaba en destacar que sería exagerado decir que el triunfo del no supone una sanción para el Gobierno. Sarkozy nunca ha ocultado que sus ambiciones van mucho allá de un ministerio del Interior. Pero el no de Córcega le coloca en una situación delicada para sus aspiraciones.

Los nacionalistas corsos han visto esfumarse sus esperanzas de lograr mayor representación en las instituciones de la isla. Los resultados del domingo han hecho aflorar los temores a una radicalización del nacionalismo y un aumento de las acciones violentas, como las explosiones que destruyeron ayer cuatro casas cerca de Ajaccio.