Corea del Norte, en su carrera de retar a Occidente, consideró ayer que la imposición de sanciones económicas por su programa nuclear equivale a una guerra. Al desafío norcoreano replicó el responsable de la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA), Mohamed al Baradei, quien dejó claró que Pyongyang sólo dispone de semanas para readmitir a los inspectores de la ONU expulsados el mes pasado. Los expertos de Naciones Unidas controlaban las instalaciones nucleares norcoreanas donde se sospecha que ahora se están fabricando armas atómicas.

"Las sanciones significan una guerra y en la guerra no hay piedad. Estados Unidos debe elegir entre el diálogo o la guerra, y debe ser consciente de que deberá pagar un precio muy alto por esos actos imprudentes", denunció la agencia oficial de noticias norcoreana. Como demostración de fuerza, la agencia informó de una manifestación de unas 100.000 personas en la capital norcoreana en apoyo de las Fuerzas Armadas.

LA RESPUESTA DE LA AIEA

La AIEA repuso que si Corea del Norte no cumple con sus compromisos sobre desarme nuclear en un plazo inferior a un mes, "planteará la cuestión al Consejo de Seguridad".

En Washington, delegaciones de EEUU, Japón y Corea del Sur se reunieron ayer para tratar de forjar un frente para responder a Pyongyang si reactiva su programa nuclear.