Siete pescadores de calamar son las últimas víctimas de la tensión en la península coreana. Pyongyang capturó ayer un barco surcoreano cuando faenaba en el mar del Japón y lo trasladó a su territorio, según confirmó el servicio de guardacostas de Seúl.

La tripulación está formada por cuatro surcoreanos y tres chinos. A las 11 de la mañana de ayer enviaron un mensaje informando de que eran escoltados hacia el puerto norcoreano de Songjin. Seúl pidió "encarecidamente" a su vecino del norte que trate el asunto con respeto a las reglas internacionales y devuelva a los tripulantes cuanto antes. El incidente en el mar ocurrió a unos 300 kilómetros al este de la región norcoreana de Musudan, en una zona compartida por Pyongyang y Moscú. En torno a las fronteras marinas se han multiplicado históricamente los incidentes. Después de la guerra de Corea (1950-1953) era habitual que barcos norcoreanos las merodearan y secuestraran a pescadores surcoreanos, muchos de los cuales no regresaron jamás.

En los últimos años, varios barcos de ambos países han sido apresados después de entrar en aguas ajenas. La celeridad de su liberación depende de la salud de las relaciones bilaterales. El contexto actual es particularmente grave. Pyongyang ha amenazado con una respuesta contundente a las maniobras militares que Corea del Sur desarrolla estos días en aguas próximas. La tensión en la península coreana se disparó tras el hundimiento en marzo de un barco surcoreano y la muerte de 46 tripulantes, atribuido a un torpedo norcoreano. Pyongyang niega la acusación.