Con más de seis meses de retraso y muchas incógnitas pendientes. Pero la entrega a China por parte de las autoridades de Corea del Norte de las esperadas 19.000 páginas de documentación acerca de sus actividades nucleares desde el año 1986 permite por el momento aliviar la tensión ante una de las amenazas más graves que existen para la paz en Asia: el régimen estalinista norcoreano y su programa atómico. Como respuesta, el presidente de EEUU, George Bush, se apresuró a levantar un paquete de sanciones sobre Pyongyang y a anunciar su intención de retirar a Corea del Norte de la lista negra de países que apoyan al terrorismo, en el caso de que la declaración sea veraz.

El gesto de Pyongyang permite arrancar de forma oficiosa la segunda fase del acuerdo al que dieron su visto bueno hace 16 meses las autoridades norcoreanas en las denominadas conversaciones a seis bandas, con la participación de EEUU, Japón, Rusia, China y Corea del Sur. Durante esta segunda fase, además de hacer inventario sobre sus actividades nucleares, Corea del Norte debe desmantelar todas sus instalaciones. Todo ello a cambio de 950.000 toneladas de combustible y la progresiva rehabilitación internacional del régimen norcoreano.

El proceso no ha estado exento de sobresaltos, y la posibilidad de una desnuclearización de la península norcoreana es aún un sueño lejano: "EEUU no se hace ninguna ilusión sobre el régimen de Pyongyang; estamos preocupados acerca de los abusos en derechos humanos, las actividades de enriquecimiento de uranio, los programas de misiles balísticos, la proliferación y los tests nucleares, amén de la amenaza que supone para Corea del Sur y sus vecinos", advirtió en una declaración un Bush necesitado de un éxito en política exterior, tras el estrepitoso fracaso de Irak. "Las dos acciones tendrán muy poco impacto en el aislamiento diplomático y financiero de Corea del Norte", recordó el mandatario.

CAUTELA DE OBAMA Y MCCAIN Idéntica cautela mostraron los candidatos a sucederle: Barack Obama y John McCain. El principal motivo de desconfianza reside en la posible existencia de un programa secreto de enriquecimiento de uranio, además del de plutonio, extremo negado vehementemente por Pyongyang.

El siguiente paso será someter la documentación a un "reiterado proceso de verificación", en palabras del Departamento de Estado norteamericano, para resolver discrepancias y conseguir una declaración "completa y correcta". Corea del Norte, además, deberá permitir inspecciones con corta antelación, acceso a documentación y material nuclear, además de dejar que su personal sea interrogado.