Corea del Norte anunció ayer la reactivación "inmediata" de las instalaciones nucleares que habían sido congeladas en 1994, en el marco de un acuerdo firmado con Estados Unidos, y sobre las que ya recaían todas las sospechas de que el régimen de Pyongyang produce plutonio y mantiene un programa de desarrollo de armas nucleares. El anuncio causó honda inquietud en su vecino, Corea del Sur.

En el centro de la controversia está el complejo de investigación nuclear de Yongbyon, que data de 1964 y fue expandiéndose en años sucesivos, con la ayuda de la ahora extinta Unión Soviética. En 1994, tras una crisis internacional que duró un año, Corea del Norte subscribió en Ginebra un acuerdo con EEUU por el que aceptó congelar este programa y paralizar el funcionamiento de Yongbyon, a cambio de construir otros dos reactores de agua ligera, de bajo riesgo, financiados por un consorcio occidental.

En aquel momento, la Agencia Central de Inteligencia (CIA) norteamericana estimó que Corea del Norte había producido ya una o dos bombas atómicas y ahora teme que pueda fabricar más armas nucleares, con gran rapidez, si reactiva su programa.

ESCASEZ ENERGETICA

Pyongyang justificó su decisión de ayer alegando que debe hacer frente a sus necesidades energéticas y a la escasez de electricidad que sufre después de que Estados Unidos y sus aliados suspendieran, el pasado 14 de noviembre, el suministro de fuel a Corea del Norte. Esta medida sancionadora fue tomada como represalia después de que Corea del Norte admitiera haber iniciado otro programa nuclear separado.

El portavoz de la Casa Blanca, Ari Fleischer, calificó ayer de "lamentable" la decisión norcoreana que, dijo, "choca con el consenso internacional de que el régimen de Corea del Norte debe cumplir todos sus compromisos y, en particular, el de desmantelar su programa de armas nucleares". Fleischer añadió que EEUU busca una solución dialogada a la disputa, pero insistió en que no habrá un diálogo bajo "las amenazas y los acuerdos rotos". El portavoz presidencial insistió en que Washington trabajará "con sus amigos y aliados" para encontrar una solución pacífica.