Corea del Norte se ha convertido en el principal sospechoso de los ataques informáticos perpetrados esta semana contra decenas de páginas web surcoreanas y estadounidenses, entre ellas la del Pentágono, la Casa Blanca, el Departamento de Defensa y el Nasdaq. Las evidencias son circunstanciales, y Washington ha evitado acusar directamente al régimen comunista, pero es otra prueba más de la tensión reinante en la zona tras el segundo ensayo nuclear norcoreano del pasado 25 de mayo, la subsiguiente resolución sancionadora de Naciones Unidas y los posteriores lanzamientos de misiles realizados por Pyongyang.

En realidad, el dedo acusador ha sido el de Corea del Sur, inmersa actualmente en un estado de leve paranoia, convencida de que su vecino es una bomba de relojería permanentemente activada. El resto de sus socios internacionales tienen dudas de que Corea del Norte esté detrás de los ataques, máxime cuando Pyongyang no ha asumido responsabilidad del ataque informático.

Expertos consultados por el magacín 'Time' apuntan a que pasarán semanas antes de que se tenga la más mínima idea de quién perpetró los ataques, todos ellos perpetrados mediante la técnica de "denegación de servicio (DoS)": sobrecargar con información el ancho de banda de la red para impedir el acceso a los servidores de la web atacada. A la mínima que los hackers se hayan molestado en cubrir sus huellas, "es incluso perfectamente posible que no lleguemos a conocer su identidad", según el ciberexperto Dale Meyerrose.

El experto informático apunta además que Corea del Norte podría ser la cabeza de turco: los piratas informáticos podrían haber desviado la pista voluntariamente hacia el régimen comunista para evadir la posibilidad de ser detectados. También puede suceder que gran parte de los ataques hayan sido perpetrados por piratas que no tienen nada que ver con un plan organizado, y que simplemente se dedicaron a seguir la corriente tras los primeros asaltos, aprovechando la debilidad de los sistemas afectados inicialmente.

"Si eres un hacker y te das cuenta de que algo está pasando, sueles aprovechar la oportunidad para demostrar tus capacidades, oculto bajo el ataque original", según el analista de la compañía de inteligencia Stratfor Roger Baker.

SOSPECHAS SURCOREANAS

Corea del Sur cuenta con pruebas circunstanciales, que en el ambiente actual son más que suficientes para lanzar una acusación formal: el "oportuno" momento del ataque, la particular selección de los objetivos y el modus operandi de los hackers.

Los ataques coinciden con el aniversario del nacimiento del fundador de la República Popular Democrática de Corea y padre de Kim, Kim Il Sung. Seúl considera que algún hacker norcoreano podría haber aprovechado el momento para celebrar el acontecimiento lanzando un ataque masivo a escala internacional, como "acto provocador", un terreno donde Corea de Norte es el experto por antonomasia.

Los ataques se han producido en sitios web estadounidenses y surcoreanos, el enemigo común de Pyongyang. Por último, la naturaleza de los ataques es sencilla e inofensiva. Estos ataques de denegación de servicio no destruyen las páginas afectadas, simplemente impiden su acceso de manera temporal o ralentizar su servicio. A pesar de la importancia de los blancos, no se ha perdido información relevante. Y son ataques tan eficaces como rudimentarios: asaltos poco sofisticados de una fuente poco sofisticada. O al menos, lo suficientemente sofisticada. Baker apunta a que Corea del Norte ha potenciado recientemente su capacidad tecnológica. La población ha mejorado su nivel de conocimiento de los ordenadores, ahora una materia que suele verse en la mayor parte de los currículums que se presentan en el régimen comunista, cuya industria de películas de animación digital ha experimentado un importante impulso gracias al empleo de potentes ordenadores.

SI NO PYONGYANG, ¿QUIEN?

China es el sospechoso número dos. Cargos estadounidenses aseguran al magacín que en algunos momentos se han registrado ataques contra el suministro eléctrico estadounidense realizados por piratas informáticos desde Pekín, legiones de jóvenes cuya insistente actividad ha motivado la creación de una división militar especializada para combatirles.

La propia Corea del Sur no está exenta de sospechas. Se tiene constancia de que varios hackers de Seúl han atacado servidores estadounidenses, a veces por motivos tan nimios como la descalificación de un patinador surcoreano en los Juegos Olímpicos de Invierno de Salt Lake City.

E incluso no se descarta la posibilidad de que el perpetrador sea un hacker desde un cibercafé en Washington. La pluralidad de la red es el único factor que apoya esta teoría, altamente improbable.

Por lo demás, portavoces de la Casa Blanca y del Departamento de Seguridad Interior de Estados Unidos han subrayado que los ataques han sido completamente ineficaces y que las redes afectadas han sido reparadas con relativa facilidad. Estos oficiales explican que las webs oficiales son objeto de "literalmente" millones de ataques similares cada día.

Pero incluso así, según Meyerrose, estos actos de piratería deben servir de advertencia. "El hecho de que algunos sitios web se bloquearan o se ralentizaran mientras otros resultaron completamente indemnes, da a entender que necesitamos un sistema seguridad armonizado para todas las redes del Gobierno", indica, porque "al final, la cuestión no es tanto de dónde vienen, sino qué es lo que se puede hacer para evitar que sucedan de nuevo".