La permanencia en el Gobierno brasileño de José Dirceu, el ministro de la Presidencia y mano derecha del presidente, Luiz Inácio Lula da Silva, pendía ayer de un hilo por el escándalo de la compra de votos en el Congreso. Su caída --que la prensa considera inminente-- amenaza con arrastrar a los miembros del oficialista Partido de los Trabajadores (PT), que forman parte del equipo ministerial, y hacer trizas el sueño de la reelección de Lula en las elecciones de octubre del 2006.

El presidente y un selecto entorno analizaban ayer los pasos a seguir después de que el diputado Roberto Jefferson, del Partido Trabalhista (PTB, aliado del Gobierno), reiterara el martes ante la Comisión de Etica del Congreso que el PT entregaba 12.500 dólares (10.250 euros, 1,7 millones de pesetas) de "sobresueldo" a los legisladores de centroderecha que apoyaban a la coalición gubernamental.

Dirceu será llamado en las próximas horas por la Comisión de Etica. A su vez, serán citados los legisladores mencionados por Jefferson, el presidente del PT, José Genoino, y Delubio Soares y Silvio Pereira. "Estamos en guerra. Y en la guerra vence el más fuerte", dijo Genoino, que apuntó que el Gobierno es objeto de una conjura.