La crisis financiera ha obligado a Gordon Brown a correr el humillante riesgo de incluir el Gobierno a uno de sus más conocidos enemigos. El nombramiento de Peter Mandelson como ministro de Negocios y Empresas, dejó ayer boquiabierta a la clase política y a los más sesudos periodistas del clan que vive entre Westminster y Downing Street.

Nadie había visto venir el retorno del llamado ´Príncipe de las Tinieblas´, el aliado incondicional de Tony Blair, desde que en 1994 le prefiriera a Brown como nuevo líder del partido laborista. Con Blair ya en el poder, Mandelson intrigó contra Brown, con el que apenas hablaba. Fue ministro en dos ocasiones, para Irlanda del Norte y más tarde de Comercio e Industria. En las dos ocasiones tuvo que dimitir, por un préstamo no declarado la primera vez y por supuesta intercesión en la concesión de un pasaporte, acusación que tras ser investigada resultó ser falsa. Los últimos cuatro años, Mandelson ha sido Comisario Europeo de Comercio. Esa experiencia ha valido más que todas las rencillas personales. "He tomado la decisión pensando en el interés nacional", explicó Brown. "Necesitamos gente seria en estos tiempos serios" y Mandelson "tiene una experiencia sin rival" en el comercio global, de la que "hay que beneficiarse". La remodelación llevada a cabo por el primer ministro británico fue más profunda de lo que se pensaba. Brown se ha blindado con una especie de ´gabinete económico de guerra´.

CARTERAS John Hutton, que ocupaba la cartera de Negocios, ha pasado dirigir el Ministerio de Defensa, mientras Geoff Hoon se ocupara de Transportes. Una veterana, Margaret Beckett, volvió también al Gobierno, para encargarse de Vivienda. Jim Murphy es el ministro flamante para Escocia y Ed Miliband, hermano del ministro de Exteriores, David Miliband, estará al frente de un nuevo Ministerio de Energía y Cambio Climático.