Lejos de languidecer, la guerra de las viñetas resucitó ayer con bríos en Pakistán y Nigeria, países donde la ira musulmana por la publicación de las caricaturas de Mahoma sigue en auge.

El Gobierno nigeriano dio nuevas muestras de incapacidad para controlar la violencia entre cristianos y musulmanes, que en la noche del jueves al viernes se saldó con otros tres muertos --más de 150 en los últimos seis días--, mientras que miles de personas se manifestaron en las ciudades paquistanís tras la oración semanal del viernes.

En Nigeria, lo peor de la violencia interreligiosa se trasladó a Kontagora (centro), donde nueve iglesias fueron incendiadas y tres personas murieron. Casas y tiendas de cristianos también fueron pasto de las llamas, dijeron los militares, que en una de sus bases dieron protección a unas 3.000 personas.