Con una sonrisa casi inmutable y sin profundizar en asuntos escabrosos, la presidenta argentina, Cristina Fernández, respondió a 25 preguntas durante la primera rueda de prensa de su Gobierno, en la que aprovechó para verter algunas críticas contra los medios de comunicación. Durante una hora y 45 minutos, la mandataria se mantuvo de pie respondiendo a las preguntas de algunos de los 150 periodistas acreditados, de medios nacionales e internacionales, en un salón vidriado de la Quinta Presidencial de Olivos.

"Soy Miguel Núñez", se presentó el portavoz del Gobierno, quien prácticamente se estrenó en su puesto en la primera rueda de prensa de la "era kirchnerista". El marido y antecesor de la presidenta, Néstor Kirchner (2003-2007), nunca convocó a una cita similar en sus cuatro años y medio de mandato.

Antes del inicio, miembros del equipo de Prensa y Protocolo de la Casa de Gobierno corrían de un lado para otro, cuidando hasta el último detalle, desde el sistema de filmación de la conferencia, con unas seis pantallas distribuidas en el salón, hasta la copa de agua colocada sobre el atril preparado para Fernández. Entretanto, los periodistas especulaban sobre la distribución de las preguntas. "Va a ser por sorteo o licitación", bromeó un miembro del equipo de Presidencia, mientras los cronistas intentaban confeccionar un listado de medios antes de que Núñez anunciara que se "había ordenado" la lista y no se iban a permitir "repreguntas".

Una vez despejadas las dudas de logística, apareció Fernández con un sobrio traje gris, impecable peinado y la sonrisa estampada en el rostro. "Buenas tardes a todos y todas. Quiero agradecerles por estar acá", señaló antes de escuchar la primera pregunta del "decano" de la sala de prensa de la Casa de Gobierno, que lamentó que haya sido ésta la primera rueda de prensa en más de cinco años de "kirchnerismo" y pidió que se repita la experiencia.

"Quiero hacer una primera aclaración. Tampoco otros presidentes hicieron una conferencia de prensa. Desde 1999, creo, no se hacía una", dijo la presidenta, mientras algunos periodistas aclaraban por lo bajo que la última fue en el 2002. Luego, comenzaron a rodar las preguntas sobre el conflicto que afrontó el Ejecutivo con el campo, las sospechas en torno a las mediciones de datos del Estado y los recientes cambios en el Gobierno, en medio de una fuerte crisis política.

Y a partir de ahí también se sucedieron comentarios chistosos con los periodistas, comparaciones con otros países, respuestas extensas y a veces enredadas -como las justificaciones sobre el aumento de la inflación- y algunas críticas a la prensa. La respuesta más breve de la presidenta fue a una pregunta de Efe: un rotundo y escueto "no" a la posibilidad de nuevos cambios en las primeras filas del Gobierno.

Tampoco faltaron precisiones de Fernández a los corresponsales:"los cambios son hacia delante, sería raro que fueran hacía atrás" le dijo a un periodista que había consultado sobre los planes del Gobierno "hacia delante". Fernández fue muy rápida en matizar a una cronista brasileña que se refirió a Néstor Kirchner como "presidente": "Ex presidente", la corrigió inmediatamente la presidenta, quien poco después advirtió a un reportero del programa televisivo de humor "CQC" de que no iba a responderle porque "esto es serio".

Al final, el equipo de Presidencia respiró aliviado y celebró que todo "salió bien", pese a que durante algunos segundos temblaron cuando se cortó el audio. Para ellos, poco acostumbrados a la dinámica de las ruedas de prensa, las últimas horas fueron agotadoras, con más de mil pedidos de acreditaciones.

La avalancha de solicitudes fue tal que terminó por confundir a más de un funcionario, como ocurrió el viernes, cuando esta cronista se sorprendió al escuchar de un miembro del equipo de Prensa de Casa de Gobierno: "Sí, estás vos acreditada y también Cristina Fernández". "Perdón, hubo un error de tipeo, estás vos y el fotógrafo", corrigió la voz al otro lado el teléfono sin poder contener la risa.