Las dos explosiones terroristas han causado un éxodo sin precedentes de los pasajeros del metro moscovita. La falta de información fidedigna, el colapso temporal de la red de móviles y los rumores más imposibles han hecho que miles de moscovitas salieran corriendo de las bocas de metro en busca de la salvación.

Esa impresionante salida ha recordado una silenciosa marcha de protesta. Algunas personas lloraban. "Pensaba que las explosiones ya eran el pasado. Pero ha vuelto todo en un instante. Me siento abatida y perdida", dice Olga, de 34 años. Todavía mantiene fresco el recuerdo del anterior ataque terrorista en la estación Avtozavosdskaia, que se cobró más de 40 víctimas en el 2004.

A la vez que se ha colapsado la zona central del metro, miles de personas se han concentrado al aire libre buscando desesperadamente un medio de transporte para llegar al trabajo. Los que sí han aprovechado la situación han sido los taxistas y los voluntarios que se han ofrecido a los moscovitas concentrados cerca de las estaciones afectadas por el ataque terrorista. Los precios se han triplicado.

Las tres estaciones de ferrocarril que tienen conexión con una de las estaciones de metro de la línea afectada han quedado prácticamente incomunicadas con la ciudad.

"Nos ha saludado un gentío de taxistas que decían muy contentos que el metro está cerrado y que no hay más opción que coger un taxi. Luego han venido los autobuses especiales que nos han llevado a otra estación de metro", dice Igor, un moscovita que ha regresado a la capital de San Petersburgo media hora después de que sonara la primera explosión.