El lugar es tan bello como sobrecogedor. Interminables hileras de cruces blancas dispuestas sobre un césped impoluto y un silencio solemne, reverencial, reciben a los visitantes del cementerio norteamericano de Colleville-sur-mer, frente a las playas de Normandía.

Tras corretear un poco por la hierba, incluso los niños se contagian y bajan la voz. Imposible mostrarse insensible ante las 9.387 tumbas católicas salpicadas de cruces de David, según la religión del difunto, que recuerdan a los soldados estadounidenses caídos en territorio francés tras el desembarco de los aliados, el 6 de junio de 1944.

El cementerio está situado en una colina que domina Omaha Beach, la playa maldita. La playa de la masacre que tan bien plasmó la película de Spielberg Salvar al soldado Ryan . En ella desembarcaron 1.450 soldados estadounidenses.

Menores de 20 años

El 90% murieron o cayeron heridos en la arena. La mayoría ni siquiera tenía 20 años. Frente al lugar de la tragedia, Francia cedió de forma indefinida 70 hectáreas de terreno a EEUU. El cementerio es, pues, territorio americano. Aquí ondea en permanencia la bandera de las barras y las estrellas. Y la Administración de EEUU se ocupa del mantenimiento del memorial.

No hay ni un solo papel en el suelo. Los setos están tan bien cortados y todo tiene un aspecto tan lustroso que parece un decorado. Pero el peso de la historia está muy presente.

De vez en cuando puede verse a algún superviviente del sangriento desembarco recogido en silencio delante de las tumbas de sus compañeros. "Siempre es igual, he venido varias veces y siempre lloro", admite un veterano, que llegó con la segunda oleada del desembarco en la playa normanda.

Símbolo de paz

Pero el cementerio no solo es un lugar de peregrinación para protagonistas o descendientes de los héroes que el Día D se metieron en la boca del lobo.

Al margen de los allegados de las víctimas, de los veteranos y de las conmemoraciones oficiales cada cinco años, el cementerio norteamericano recibe anualmente 1,4 millones de visitantes. Las tumbas blancas no solo son un símbolo del sacrificio de los aliados para vencer al nazismo, sino también un manifiesto por la paz.