Volvieron a intentarlo. Londres sufrió ayer un nuevo ataque en la red de transportes públicos, que resultó fallido y se saldó sin víctimas. Dos semanas después de los atentados que ensangrentaron la capital británica, los terroristas llevaron a cabo una operación muy similar en tres estaciones del metro y en un autobús metropolitano. En esta ocasión, los explosivos, de menor potencia que los del pasado día 7 de julio, no llegaron a estallar, por causas desconocidas.

La tentativa fue, sin embargo, "muy seria", porque quienes la llevaron a cabo tenían "la intención de matar", según declaró el jefe de Scotland Yard, Ian Blair. El mando policial no quiso aventurar ninguna hipótesis sobre la vinculación, más que probable, del ataque fallido y los atentados del 7-J, pero reconoció que había "similitudes" entre ambos. Los medios de comunicación británicos afirmaron que el tipo de explosivo empleado ayer es peróxido de acetona, la misma sustancia utilizada el 7-J.

EMERGENCIA El primer ministro, Tony Blair, reunió al Comité Cobra de emergencia nacional y pidió calma la ciudadanía. Blair señaló que estas acciones se hacen para "asustar a la gente, crear ansiedad y preocupación".

Las primeras alarmas se dispararon a las 12.25 del mediodía, hora de Londres, en la estación al aire libre de Shepherd´s Bush, al oeste de la capital. Los pasajeros que viajaban en la línea de metro de Hammersmith and City fueron evacuadas y la zona quedó acordonada. Cinco minutos más tarde, el servicio de ambulancias recibía una llamada de emergencia de la estación de Oval, al sur del Támesis, que era desalojada precipitadamente.

A las 12.45 llegaba una petición de ayuda similar de la céntrica estación Warren Street, donde los pasajeros corrieron a ponerse a salvo, presos del pánico, tras oír una pequeña explosión, acompañada de humo y de un olor a goma quemada. Un último estallido se producía en un autobús de dos pisos de la línea 26, que cubre el trayecto entre Waterloo y Hackney. Fue en ese popular barrio, al este de la capital, donde el vehículo fue desalojado. Los pasajeros oyeron una pequeña explosión, a la que siguió la rotura de cristales, y vieron un polvo blanco flotando en el aire. Los artificieros encontraron restos de la carga explosiva en el piso superior del vehículo.

Ian Blair no quiso confirmar ningún detalle de la investigación, pero dio a entender que el hallazgo de explosivos será de enorme utilidad en las investigaciones del anterior ataque. La policía puede disponer, además, de filmaciones captadas por las cámaras de seguridad donde se registraron los incidentes. Las fuerzas especiales realizaron dos detenciones, pero sin relación con los atentados.

SOSPECHOSO HOSPITALIZADO Un buen número de agentes se desplazaron al University College Hospital, donde se sospechaba que pudiera estar ingresado el único herido en los ataques. Esa persona sería uno de los autores del frustrado atentado, pero ninguna fuente policial confirmó este extremo.

La nueva cadena de atentados ha demostrado que ni las más estrictas medidas de seguridad pueden proteger a las grandes urbes europeas de la amenaza de Al Qaeda. La gran preocupación es saber si los responsables de esta réplica del 7-J son imitadores espontáneos o forman parte de un plan a largo plazo para atentar en Europa.