Al día siguiente de conocer la renuncia de Fidel Castro a los cargos de presidente y de comandante en jefe, los cubanos tratan de encontrar respuestas a las preguntas que flotan en el aire: ¿Quién manda en Cuba, Fidel o Raúl? ¿Existe un interlocutor real? El criterio dominante es que el estadista cubano ha terminado por considerar que la dualidad de poderes, compartidos con su hermano Raúl, estaba debilitando a la revolución.

En su mensaje a los cubanos, Castro acabó con una expresión que ha generado muchas interpretaciones: "Tal vez mi voz se escuche. Seré cuidadoso". En la isla, la mayoría de opiniones van en la dirección de que Fidel Castro seguirá siendo el líder.

A las especulaciones se suma la ausencia de reacción de la alta dirección del país, a excepción de Ricardo Alarcón, presidente de la Asamblea Nacional (Parlamento), quien pidió a los cubanos "mantener en alto la dignidad de esta patria, de hacer esta patria cada vez más justa, más libre, más independiente, más soberana, más hermosa".

LAS FIGURAS CALLAN Ni siquiera figuras muy visibles estos días, como el ministro de Cultura, Abel Prieto, al alcance de reporteros en la Feria Internacional de Libro de La Habana, han opinado. En su lugar, abundan las entrevistas a intelectuales y todos han dicho que Castro sigue siendo el líder.

Nadie duda de que a muchos, incluso los situados muy arriba, el anuncio de retirada les ha pillado por sorpresa. Lo que no se entiende es cómo, un día después del adiós de Castro, el aparato de propaganda del Partido Comunista no se ha desplegado con toda su influencia. Las autoridades se sienten seguras de que la transición está teniendo lugar dentro de sus cauces.

No hay despliegue de las fuerzas del orden, ni se nota la presencia de los grupos de choque ni se han convocado manifestaciones de apoyo a la revolución. El próximo domingo, cuando se inaugure la séptima legislatura de la Asamblea Nacional, se sabrá quién es quién.