Con sonrisas, abriendo los ojos, extendiendo los brazos con las palmas de las manos hacia arriba. Con cualquier gesto menos con indiferencia han reaccionado los cubanos a la decisión del presidente estadounidense, Barack Obama, de levantar las restricciones impuestas a los viajes a Cuba de cubanos residentes en EEUU y a los envíos de dinero y bienes.

La noticia corre de boca en boca entre toda la ciudadanía y si alguien dice: "¿Viste?", ya se sabe de antemano que el tema será Obama y Cuba.

En muchos cubanos, la medida ha alimentado la esperanza de poder ver un día no muy lejano el fin del bloqueo.

"El presidente americano está dando pasito a pasito y cumpliendo lo que dijo cuando era candidato, pero falta por ver si puede seguir adelante y levantar el bloqueo. Estoy contenta", afirmó Lourdes, de unos 30 años, a la salida de una guardería del Vedado. "Yo nací con el bloqueo, más del 70% de la gente aquí igual, mi hijo de un año también y, si tengo otro, ojalá que sea sin este estado de enfrentamiento. ¡Está bueno ya, por Dios!", clamó.

LAS COMUNICACIONES De una escalera apoyada a un poste desciende un individuo vestido de azul, el color de ETECSA, la empresa de telecomunicaciones cubana. Se quita la gorra y sonríe: "Dijeron los americanos que van a facilitar las comunicaciones. Ojalá que eso quiera decir que van a abrir la conexión del cable submarino y quitarnos por lo menos ese problema de encima. Llamar por teléfono a Cuba o desde aquí es muy caro por todas las vueltas que hay que dar".

"Es muy bueno, aunque lo haya dicho Obama ante la cumbre de las Américas para suavizar la cosa. Es muy bueno de verdad", dijo un individuo a la salida del Hotel Habana Libre. Y añadió de forma contundente: "No es el fin, claro, ni siquiera el comienzo del fin. ¿Sabe cuándo eso será? Cuando le permitan a los americanos viajar libremente a Cuba: ahí sí se acabó el bloqueo y muchas muchas cosas más".

Un joven sentado en un escalón escucha música en su MP3. Se quita los auriculares y dice: "Como quiera que se mire, lo que hizo Obama es correcto y tarde o temprano tenía que pasar. Ahora bien, Obama es negro y yo también lo soy y cuando llegue más dinero del norte Estados Unidos, ese dinero será de los blancos a sus familias de blancos y nosotros lo que vamos a coger es de refilón porque estoy seguro que de cada cuatro cubanos que viven en Miami, tres son blancos .... ¿Qué quiero decir? Clarito: aumentarán las diferencias entre unos y otros en Cuba", asegura el joven.

Joaquín es jubilado y vende cigarrillos al menudeo. Los que le tocan por la Libreta de Abastecimientos --él no fuma-- los ofrece a los transeúntes y, con lo que gana, equipara un poco la pensión. "Fidel le dijo hace muchos años a una periodista americana famosa Barbara Walters que el día en que EEUU levante el bloqueo, él se iba a quitar la barba con la que bajó de la Sierra Maestra: Obama le va a prestar la maquinita de afeitar".

Las medidas adoptadas por Obama son un arma de doble filo para las autoridades cubanas. La experiencia así lo indica. En marzo de 1977, el presidente Jimmy Carter eliminó las restricciones para viajar a Cuba.

En esa época, miles de cubanos regresaron al país que abandonaron después de que la revolución tomara el camino del socialismo. El reencuentro familiar fue una verdadera conmoción interna en todos los planos: sentimental, económico e ideológico. Los entonces ya cubano-estadounidenses retornaron atiborrados de regalos: electrodomésticos y prendas de vestir que ni siquiera se conseguían en el mercado negro.

LOS ´MARIELITOS´ El efecto revulsivo del reencuentro no tardó en sentirse. En 1980, miles y miles de cubanos abandonaron la isla en medio de un enorme trastorno social que se conoció como "el éxodo del Mariel". A los que se iban, Fidel Castro los tildó de "gusanos" y "escoria".

El vínculo afectivo y monetario que une a los de "afuera" y los de "adentro" es de una profundidad tal que reviste intereses estratégicos. El envío de remesas del 1,5 millón de cubano- estadounidenses a sus familias se ha convertido en el tercer rubro de la maltrecha economía cubana, después del turismo y el níquel. En Washington se calcula que ahora, con la nueva política de EEUU, entrarán a La Habana unos 600 millones de euros anuales. La Comisión Económica para América Latina (CEPAL) eleva las previsiones a 750 millones. Las remesas siempre han representado un alivio y un problema para un Gobierno que, en el plano retórico, siempre reivindicó la igualdad.