Entre los simpatizantes del Frente Nacional que han asistido en Lille al XVI Congreso del partido no todos están convencidos de que el cambio de etiqueta propuesto por Marine Le Pen sea una prioridad para convertirse en una formación que aspira a gobernar.

“No estoy especialmente a favor. No debemos tener vergüenza de lo que hemos combatido durante cuarenta años”, comenta Julien, un militante de 24 años persuadido de que las ideas del FN son mayoritarias entre los franceses y que, como ha hecho Donald Trump en Estados Unidos, hay que asumir “sin complejos” la identidad nacional o la lucha contra la inmigración.

Para Gérard, ingeniero jubilado de 70 años llegado de Niza, hubiera sido preferible mantener el nombre pero no hará de ello una batalla. “No creo que cambie las cosas. Hay muchos temas que tratar y si estoy aquí es por el futuro, no por el pasado”, dice.

Lhoest, una militante belga de 62 años que vive en Lieja y se afilió al FN cuando Marine Le Pen asumió las riendas en el 2011, muestra escepticismo porque cree que, sea cual sea la rúbrica del partido, siempre será víctima de la campaña hostil de la prensa.

“De todas formas, siempre seremos los malos, porque es Le Pen y nunca le encuentran nada bueno. Somos el diablo en persona pero el que me parece peligroso es Melénchon”, sostiene. La etiqueta del partido es importante pero no primordial para Valerien, de 35 años y trabajador en el sector del reciclaje de la ciudad de Limoges. “No debemos quedarnos en el pasado, las cosas evolucionan. Cambiar el nombre es para no asustar a los otros, pero lo que importa es el contenido. Habrá que crear alianzas sin sacrificar nuestro alma”.

Esencia ideológica

Mantener la esencia ideológica es algo que comparte la joven de 18 años Eloïse, a favor de rebautizar al FN para salir de los prejuicios que pesan sobre el partido fundado en 1972 por Jean Marie Le Pen, a quien considera una persona “respetable, pero de otro tiempo”. “Hay que evolucionar y presentar de manera diferente nuestras ideas”, comenta.

En el Congreso presentado como el de la “refundación” tras la derrota en las presidenciales del 2017, Marine Le Pen ha puesto fin al suspense al anunciar que quiere llamar al partido ‘Agrupación Nacional’, una forma de romper definitivamente con la era de Jean Marie Le Pen e iniciar una nueva etapa. “Marine Le Pen quiere demostrar que mantiene las riendas. El problema es que corre el riesgo de desestabilizar a las bases, a los militantes y a los simpatizantes. Y por lo tanto a todo su electorado potencial”, advierte la politóloga Anaïs Voy-Gillis en ‘L’Express’.